domingo, 19 de octubre de 2008

Espabila Favila, que te come el oso

"Subió Favila al Trono de su Padre, entrando á la posesion de él como herencia que le pertenecia por derecho de la sangre. A no haber subido al Trono por este camino, jamás le hubiera ocupado; porque era Favila uno de aquellos Príncipes, que hacen desear á los Pueblos, que sean electivas las Coronas. Dado del todo á sus diversiones, solo pensaba en el entretenimiento, y en el ocio, como si tuviera el Cetro muy asegurado. Necesitaba la Monarquía un Héroe para conservar lo adquirido por su padre, y hallóse con una sombra de Rey. Lo mayor felicidad de su reynado consistió en su breve duración. Al segundo año fue lastimosamente despedazado por un Oso que iba persiguiendo con demasiado empeño; y quiso la Divina Providencia, cuya piedad miraba yá coin cariño al infelíz Reyno de España, tener á los Moros tan ocupados en Francia, que no pensaron en hacer guerra á Favila. Succedió en la Corona su hermana Hermisinda, que juntamente con la mano se la pasó á su marido: exemplo que desde entonces quedó autorizado en Ley".
Extracto del libro "Compendio de la Historia de España", del R. P. Duchesne, "Maestro de sus Altezas Reales los Señores Infantes de España" ("el año de mil setecientos quarenta y uno salió á luz en Francia esta bella produccion"), según traducción del francés al castellano del R.P. Josef Francisco de Isla. Tomado del Tomo I de la obra, impreso en Madrid en el año M.DCC.LXXIX, en la Imprenta de Pedro Marin, con las licencias necesarias.

Sobre si la monarquía era electiva o hereditaria, al párrafo anterior le sigue una "Nota del Traductor", que, entre lo que expone, dice lo que a continuación se puede leer:
"Y si fuese precisamente electiva desde el tiempo de D. Pelayo, no parece verisimil que los Electores hubiesen puesto los ojos en Favila, Príncipe del todo inepto; especialmente en un tiempo en que debian ponderar menos los méritos del padre, que la incapacidad del hijo, y la necesidad del Reyno".
N.B. La transcripción es literal, respetando la ortografía del siglo XVIII.

1 comentario:

  1. Pues que bien. Nosotros tuvimos al inútil de Favila y los belgas a Fabiola. ¡Vaya diferencia!
    Por cierto, las ocho y once de la mañana, ¿alguien sabe si Bélgica sigue existiendo?

    ResponderEliminar