domingo, 23 de noviembre de 2008

La maldición

El 6 de noviembre de 1922, Lord Carnarvon (a la sazón, en Inglaterra) recibía un cable o telegrama, de Mr. Howard Carter (por contra, en Luxor). En las páginas de The Times, en su edición del 11 de diciembre siguiente, lo relataba así: “He cabled to me that at last he had made a fine discovery, and, having covered up the spot, he waited until I arrived”.

Y continúa: “On my arrival to Thebas we set to work at once to clear away the rubbish

Howard Carter, en colaboración con su ayudante A.C. Mace, publicó en 1923 el primer tomo de su obra “The discovery of the Tomb of Tutankhamen”, dedicando “este relato del descubrimiento de la tumba de Tut-Ankh-Amón a la memoria de mi querido amigo y colega Lord Carnarvon, que murió en la hora de su triunfo”.

En esta obra, Mr. Carter cuenta cómo recibió el día 8 dos telegramas de respuesta: el primero avisando del pronto viaje a Egipto, y el segundo “que recibí poco después”, confirmando la fecha de llegada a Alejandría para el día 20.

Finalmente, “el 23 lord Carnarvon llegó a Luxor con su hija, lady Evelyn Harbert, su fiel compañera en todo su trabajo egipcio; todo estaba dispuesto para el inicio del segundo capítulo del descubrimiento de la tumba”.

Lo que ellos no sabían en ese momento, y de hecho, yo me he dado cuenta hace pocas horas, es que ese mismo día 23 de noviembre de 1922, fecha en que Lord Carnarvon llegaba a Luxor, cumplía 35 años otro ilustre inglés: Boris Karloff.

La maldición estaba en marcha.

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