sábado, 22 de noviembre de 2008

No, la vida no es un cabaret sin fin (salvo que...)

El pasado jueves se cumplieron 42 años del estreno en Broadway del musical "Cabaret", con música de John Kander y letra de Fred Ebb.

Hace ya un tiempo, fuimos un grupo (entre familia y amigos) a verlo, aquí en Valencia, al Off Teatre, en la calle Turia, donde los actores son los propios alumnos de la escuela.

[Ya lo conocíamos por una puesta en escena del también musical "Chicago", muy digna; por eso repetimos]

La obra es mucho más conocida por la película de seis años más tarde, y por ello, es muy probable que las canciones que se conocen, sean en realidad de la película y no necesariamente del musical. Por ejemplo, no se cantó la famosa canción del "Money", sí se cantó el también conocido "Mein Herr", y no recuerdo ahora si se cantó la menos conocida "Tomorrow belongs to me".

La melodía de esta canción fue hace muchos años, utilizada para la canción de un anuncio de cava, de una conocida marca catalana (creo que por entonces aún no había salido la sentencia del Tribunal Supremo diciendo al lobby catalán que el cava es un proceso, por tanto, no puede ser propio de una zona, y por tanto, todo aquel producto que se confeccione como cava, puede llamarse cava, aunque se elaborara en Requena [pues Torre Oria fue quien inició la ofensa a Cataluña por querer hacer cava fuera de allí]); como decía, fue la melodía del anuncio, y esto motivó un duro artículo del ahora recién retirado Moncho Borrajo en el periódico "Las Provincias" (lo mismo hasta tengo el artículo; si lo encuentro, ya lo mostraré), poniéndolos de chupa dómine, y diciendo que ahora ya sabía de sus tendencias.

En la película, una vez iniciada la canción, la única frase que se dice, cuando Michael York va a entrar en el coche para alejarse con su amigo, es "¿Sigues creyendo que les pararéis los pies?"

Bueno, en realidad, todo esto no quería ser sino una excusa para, al hilo del aniversario y de la canción, hacer un recordatorio sobre esta frase, y sobre el hecho que da la respuesta:

- la canción la empieza un muchacho, y poco a poco se van añadiendo más y más de entre los presentes, jóvenes y adultos
- el abuelo se encuentra claramente incómodo y triste, y rodeado, pero se queda
- los protagonistas, en desacuerdo con el grupo que alza la voz, se van

En resumen, los únicos que, en realidad, hacen algo, son los camisas pardas.

Y claro, siguieron haciendo.

Quien, en España, tenga oídos para oir, que oiga.

3 comentarios:

  1. Creo que viene bien recordar unos versos atribuidos por error a Bertolt Brecht pero cuyo autor es el sacerdote Martin Nemöller en un sermón de la Semana Ssanta de 1946

    Als die Nazis die Kommunisten holten,
    habe ich geschwiegen;
    ich war ja kein Kommunist.

    Als sie die Sozialdemokraten einsperrten,
    habe ich geschwiegen;
    ich war ja kein Sozialdemokrat.

    Als sie die Gewerkschafter holten,
    habe ich nicht protestiert;
    ich war ja kein Gewerkschafter.

    Als sie die Juden holten,
    habe ich nicht protestiert;
    ich war ja kein Jude.

    Als sie mich holten,
    gab es keinen mehr, der protestieren konnte.

    que traducido para que lo entendamos es

    Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
    guardé silencio,
    porque yo no era comunista,

    Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
    guardé silencio,
    porque yo no era socialdemócrata,

    Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
    no protesté,
    porque yo no era sindicalista,

    Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
    no protesté,
    porque yo no era judío,

    Cuando vinieron a buscarme,
    no había nadie más que pudiera protestar.

    Y sí, mejor que lo vayamos aprendiendo.

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  2. Efectivamente, son famosos estos versos, aunque es menos famosa la tergiversación de los mismos.
    Y es que no hay peor mentira que la que contiene evidentes muestras de verdad, que son las que atraen nuestra atención, bloqueando el resto, que, sin ser percibido, cala más profundamente.
    En este caso, el atribuir los versos a Bertold Brecht en vez de a un sacerdote, pretende, por un lado, anular la labor de éste último, y por extendión, la de la Iglesia en general; y por otro, ensalza la figura de aquél, y por extensión, "legitima" a una izquierda que no sólo estuvo callada, sino que fue claramente colaboracionista.
    Y para no hacer este comentario excesivamente extenso, podremos hablar más adelante en otra anotación más específica.

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