miércoles, 18 de febrero de 2009

Un paraguas en el azucarero

Es conocido que Mary Poppins era una niñera un tanto especial, que solo puede calificarse adecuadamente como supercalifragilisticoexpialidosa.

Esta palabra, en una primera fase de su conocimiento, no deja de ser un trabalenguas, y ante tanta letra junta, aquellos que habían sido retados a decirla bien, protestaban.



También era especial su paraguas, que no sólo hablaba, sino que, como medio de transporte, le permitía llegar a los sitios y salir de ellos.



Eran simpáticos los deshollinadores que entre canción y saltos por los tejados, limpiaban de suciedad las chimeneas, desde el tramo más abajo, hasta el tramo más alto.

Los caballos del tiovivo, que algunos dirían estables y seguros en su discurrir, acabaron viviendo una situación galopante.

No hay que olvidar al vecino que cada vez que anunciando la realidad del momento (o incluso, la hora o'clock) conseguía que todo el mundo se quedase temblando.

Tampoco hay que olvidar lo útil que resulta desviar la atención hacia el azúcar cuando hay que tomar una medicina.

Bueno, en fin, se trataba de una película de hace 45 años ya, y en opinión de algunos algo ya pasada, vamos, que nada nos aporta ni nos puede enseñar.

Sí, todo lo dicho es sobre una película de hace 45 años.

Incluso la escena del banco.

Sí...

Incluso...

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