martes, 7 de julio de 2009

Heaven, I’m in Heaven

Como ya se ha comentado por aquí al hilo de la reseña de un concierto, se está celebrando el Año Internacional de la Astronomía 2009. Para ello, la excusa que se toma es que se cumplen 400 años desde que Galileo Galilei (sí, el famoso Galileo), se agenciara un telescopio y realizara las primeras observaciones celestes a través de él, es decir, por primera vez, alguien no se fijaba en el cielo sólo “a simple vista”.


Entre la documentación disponible a la entrada del referido concierto, figuraba el folleto adjunto, informando de la presentación de un libro. Como ya sabréis los que seguís, a través o no de este diario, los que tengo relacionados, el pasado 2 de julio se presentó el libro en cuestión: Astronomía made in Spain. Un proyecto de la Sociedad Española de Astronomía para conmemorar el Año Internacional de la Astronomía 2009. Como la presentación ya ha sido comentada, voy a comentar el libro.

El libro se ha logrado por el empuje de Benjamín Montesinos Comino y Emilio J. Alfaro Navarro. Como dicen en el Prefacio: “Siempre es estimulante leer sobre un hecho histórico cuando está descrito por la persona que estaba allí. En el caso de la ciencia sucede lo mismo. Qué mejor que dejar a las personas que relizaron un descubrimiento que en su día fue considerado un hito en su campo, que cuenten de primera mano qué les guió a realizarlo.

El libro recoge las participaciones de 34 astrónomos (hubieran sido 38 pero “cuatro de los investigadores contactados nunca nos enviaron su contribución”). Se encuentran ordenadas cronológicamente según la fecha de publicación del artículo (o del primer artículo) del que cada uno de ellos era primer firmante.

Hay que señalar que en el ámbito científico, y en particular, en el campo de las publicaciones científicas, está muy regulado cómo se publica, dónde y por quién. Y sobre todo, claro, qué. Como hacen referencia varios de los astrónomos en sus respuestas, cuando las revistas (en este caso Science y Nature) reciben los artículos para su publicación, los someten a un análisis por parte de unos ‘árbitros’ (expertos colaboradores habituales de la revista, o independientes), pero en todo caso, reconocidos en el campo de que se trate, y obtenido un juicio favorable, se publica. Y el hecho de figurar como primer firmante es un importante reconocimiento.

Aunque en el libro no se hace referencia explícita, quien sepa matemáticas verá que el primer artículo reseñado cumple ahora 25 años de su publicación. Fue en Nature, el título era “Solid white dwarfs as type I supernova progenitors”, y el primer firmante era Jordi Isern Vilaboy, (ahora, porque entonces no lo sé) del Institut de Ciències de l’Espai (CSIC-IEEC. Barcelona).

La primera de las preguntas de la encuesta era: ¿Cuál era el problema al que te enfrentaste?, y la respuesta fue:

«Las erupciones de supernova de tipo Ia son debidas a la explosión termonuclear de una estrella enana blanca en un sistema estelar doble. Estas explosiones se caracterizan porque su luminosidad en el máximo es muy homogénea y la dispersión existente está correlacionada con el ritmo de declive de la curva de luz. En el año 1984 todavía no estaba clara la naturalea termonuclear o gravitatoria de estas explosiones y se desconocía la causa de la mencionada correlación (conocida como “relación de Phillips”)»

[La foto que ilustra estas palabras es la que acompaña a las mismas en el libro, y procede de las Agencias NASA y ESA, del The Hubble Heritage Team (STScI/AURA), muy bonita, aunque no se dice de qué se trata]

Está claro, ¿no? Pasemos ahora a la última pregunta de la encuesta, que era: ¿Tienes alguna anécdota relacionada con la gestación y publicación de este artículo y que consideres adecuado contar?, y la respuesta:

«La idea de este artículo surgió durante una comida en el “Motel Empordà” en Figueres (Alt Empordà), mientras degustábamos un asado de ciervo (fase sólida) recubierto de una jalea de membrillo (fase líquida)»

Casualidad o no, es significativo que sea precisamente en la primera entrevista donde, tras unas expresiones científicas más o menos inteligibles, se demuestre de una manera tan contundente el aspecto humano de los científicos.

Otro aspecto positivo de la humanidad de los científicos se observa con motivo de la segunda entrevista. Se le realiza a Enrique García-Berro Montilla, del Departamento de Física Aplicada de la Universidad Politécnica de Cataluña, como primer firmante de un artículo, también en Nature, también sobre enanas blancas, aunque de 1988, en el cual figura, como tercer firmante, Jordi Isern.

Por desgracia, en el libro se hacen referencia también a muestras de otras facultades humanas menos positivas sufridas por los autores. Pero eso ya lo contaremos mañana,… u otro día.

La conclusión que sí he sacado es que la sugerencia que en su día hice para un trabajo sobre las estrellas, no iba bien encaminada (se ve que estaba en la luna).

No hay comentarios:

Publicar un comentario