lunes, 20 de julio de 2009

Una historia y/de la inspiración de un artista

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presenta como fondo más mediático y propagado un cuadro, un cuadro de encargo, adjudicación directa, digital que se dice ahora, por el que el gobierno de la II República pagó 150.000 francos (aunque seguro que hubiera preferido desprenderse sólo de un Franco).

En el suplemento “Los domingos de ABC”, a finales (creo) de 1980, Santiago Sebastián López, Catedrático (al menos entonces) de la Universidad Literaria de Valencia, publicaba un artículo titulado “La clave del «Guernica»” en el que exponía su hipótesis de que Picasso se inspiró para la estructura de su nuevo cuadro en “Los horrores de la guerra” de Rubens.

Pese a la fama e importancia del «Guernica», el cuadro no fue estudiado desde el punto de vista histórico-artístico, y las únicas excepciones son los trabajos de Anthony Blunt y de Reinhold Hohl, que no dieron con el cuadro clave de Rubens. Ni estos autores, ni los «amateurs» politizados, que intentaron una lectura del cuadro partiendo de su título «Guernica», consiguieron explicar algo; carentes de una mínima formación iconográfica, dieron lecturas incorrectas, falsas, pueriles y arbitrarias. Ahora, con la clave del cuadro rubeniano: «Los horrores de la guerra», podemos establecer una lectura de las imágenes, pese a que el código barroco ha sido deliberadamente cambiado por el sentido creador de Picasso.

Con esta referencia artística y una simbología mitológica, se tiene, por ejemplo, que “el hombre muerto no es un soldado, sino el artista muerto, que lleva en su mano una rama de olivo, símbolo de la paz destrozada, y un escoplo, y no una espada rota, como se ha pretendido”, o bien, “Venus procede directamente del cuadro de Rubens y es la figura que adelanta con decisión un quinqué” (o sea, que no es la II República, como dicen otras interpretaciones). Hacia el final del artículo, dice que esa luz “significaría que el arte no muere, es un valor eterno y tras del caos pervive como señala el ave misteriosa que sale de la atroz herida del caballo, hacia arriba”.

Concluye diciendo que “es claro que uno de los ingredientes más importantes de la cultura humanística de Picasso fue la mitología, que le proporcionó un lenguaje plenamente válido para expresar su visión del mundo. Casi por regla general, cuantos historiadores y críticos se acercaron al arte de Picasso mostraron un gran desconocimiento de la mitología y del lenguaje simbólico, y naturalmente nos dieron «lecturas» incorrectas y viciadas en la base, limitándose a una descripción y a un comentario más o menos retórico, con inclusión de aspectos extra-estéticos”.

Este artículo se publicó en vísperas de la llegada del famoso cuadro a España, una vez ésta en democracia, y que fue expuesto en el Casón del Buen Retiro. Ahora, desde 1992, creo, luce en el MNCARS.

No tiene pérdida, está en la sala donde se junta todo el mundo. Además, en las salas vecinas, hay estudios, y otros documentos sobre el cuadro.

En mi caso concreto, esto tiene una ventaja: hay más tiempo para ver el resto del Museo (de hecho, se tarda más tiempo en leer esta anotación que el que estuve yo en la sala, ni siquiera viendo el cuadro).

¡Qué políticamente incorrecto, ¿no?!

1 comentario:

  1. Hola Posodo.

    Gracias por tu visita a mi blog. En cuanto a tu artículo de hoy..., efectivamente..., muy políticamente incorrecto ;-)¡Cómo te pasas! Deberían sacarte en La Noria o en el programa de Wyoming y hacer un poco de escarnio sobre ti :-)

    Al final de tu artículo, con la frase: "No tiene pérdida, está en la sala donde se junta todo el mundo.", te quedas con el personal. Jajajaja, me he reído un buen rato y me recuerda a lo que me ocurrió en el Louvre con la Gioconda. Todo el rato buscándola hasta que me topé con 200 cabezas (150 de las cuales eran japonesas) cubriéndola por completo. Tuve que verla a saltos, y en las décimas de segundo que duraba cada brinquito, apenas pude decirme más que un vulgar: "¡P'os vaya!". Sin embargo, disfruté a conciencia con "La victoria de Samotracia". No me preguntes por qué, porque no tengo respuesta; pero me quedé casi en estado de shock (y sin cabezas por delante que me interrumpieran la observación). Seguro que más de uno que calzaba Nikes pasó por delante de ella sin saber que ahí está la musa que inspiró el nombre a la marca de sus zapatillas. Eso sí, un rato antes, se habrá empapado bien de cabezas japonesas ante la Mona Lisa :-)

    En fin..., que me enrollo demasiado. Saludos y gracias de nuevo por tu visita. ¡Ah!, y por supuesto que me verás por aquí con frecuencia. Tienes un modo de contar las cosas que me gusta y me hace pasar un buen rato.

    S. Cid

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