martes, 1 de septiembre de 2009

Cuando la novedad es lo veterano

Oyendo esta noche La Linterna de la nueva COPE, veo que cuenta con la colaboración de Marta Rivera de la Cruz (a la que ya conocemos en estas páginas), para la sección de libros y recomendaciones literarias.

Esto me sirve como excusa para dos cosas.

Por un lado, un ejemplo del funcionamiento del boca a oído en la promoción de un libro. Es el caso de La importancia de las cosas, cuya autora es ella, y que en su momento tuvo que encargar expresamente en mi librería habitual. Sin embargo, a finales de julio me llevé la sorpresa de que poco a poco el libro se les estaba convirtiendo en un cierto éxito, precisamente como consecuencia de recomendaciones tanto de las dependientas, como entre los clientes de la librería.

El problema de estos casos, hasta donde sé, es cuando la editorial de la obra y sus canales de distribución no funcionan lo suficientemente bien como para dar adecuada respuesta a las demandas del público, para desespero de los autores.

La segunda cosa es relativa, nuevamente, a las novelas de aventuras y toda esa literatura que ahora no es tan habitual. Ya hice un comentario al respecto hace tiempo. Ahora, procede otra.

En la reciente visita al kiosco, además de lo ya dicho, me encontré otro lanzamiento: Joyas literarias juveniles. También de Bruguera, como la colección Historias Selección, esta colección plasmaba en formato de tebeo, las clásicas novelas de aventuras de toda la vida. Ejemplo de aprovechamiento al máximo de la idea, adaptada en distintos niveles, estas mismas aventuras gráficas se publicaron acompañadas por la versión “en texto”, naturalmente adaptada, con una presentación similar a la de Historias Selección, es decir, tres páginas de texto y una cuarta de tebeo. La colección con este formato era Historias Color.

En el caso concreto de La isla misteriosa, mi ejemplar es de la primera edición, de abril de 1972 (es decir, cuando yo contaba poco más de diez años). La ilustración de cubierta es de Bosch Penalva, mientras que las interiores son de Vicente Torregrosa Manrique; la adaptación literaria es de Armonía Rodríguez, mientras que el guión literario del tebeo es de José A. Vidal Sales.

La labor de Bruguera en su doble faceta de tebeo clásico y de divulgación de obras literarias de calidad (sólo tebeo o con texto adaptado) creo que nunca será suficientemente reconocida por esta sociedad (de hecho, económicamente, por los motivos que fueran, la editorial acabó quebrando), aunque ahora se intente recuperar parte de aquel trabajo. El problema es que se perdió la continuidad y su recuperación ahora tiene que pasar a través de los recuerdos de quienes sí la vivieron, y de éstos, a sus hijos, si hay suerte.

Confiemos en ello.

3 comentarios:

  1. Cuando vi anunciada esta colección, a finales de agosto, me fui directa al kiosko y me compré el primer número. Nunca tuve la colección original, pero mis hermanos mayores, sí y fueron sus tebeos los que me leí de cabo a rabo; así que la recordaba perfectamente.

    Estuve sopesando la posibilidad de hacer la colección y en un tris de lanzarme a ello, pero me echó atrás el problema del que hablamos el otro día y cuyo nombre es "espacio", o mejor dicho: "falta de espacio".

    Todavía me arrepiento de no haberme lanzado... Me encantaría tenerla. En realidad..., me encantaría tener tantas colecciones (y mira que de tebeos tengo unas cuantas...).

    En fin..., espacio... :-(

    Saludos.

    S. Cid

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  2. El problema de estas colecciones es la distribución. Como en algún momento el kiosco "falle", dejan de suminsitrarle y ya puede interesarte la entrega siguiente, que te quedas sin ella. Quiero decir que llegas a tiempo de la segunda entrega (yo acabo de comprar hoy la primera y la segunda a la vez).
    O sea, que también puedes hacerte la colección y que te la custodien tus sobrinos, ¿no?

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  3. Hay un servicio que ha creado Planeta DeAgostini que es la reserva garantizada en el kiosco.
    Con esta colección tengo el problema de que muchos de los títulos los tengo, los publicaron en una colección que se llamó Famosas Novelas, que llevaba 13 títulos cada uno. En su momento era uno de los libros juveniles más caros del mercado y que tuve gracias al esfuerzo de mis padres porque en mi casa no teníamos eso que se conoce como paga.
    Ahora los libros los tienen unos sobrinos míos por lo que habéis comentado, el espacio.

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