viernes, 9 de octubre de 2009

Abre la muralla

Los mismos habitantes y algunos cristianos que habían podido permanecer medio ocultos en la capital , clamaban por su entrega , y el cadi , reducido á la última necesidad por falta de gente , oyó sus clamores y resolvió entrar en arreglo con el Campeador. El castellano , fatigado tambien de un sitio tan penoso , dictó varias condiciones , cuyos detalles ignoramos , y aceptadas por los moros , pisó por fin las calles de Valencia , que halló desiertas , destruidos muchos edificios y agoviados sus habitantes bajo el peso de la mas excesiva miseria.
Según la historia del abad del San Pedro de Cardeñas, entró el Cid en Valencia un jueves á fines de Junio del año mil noventa y siete ; según Zurita en el de mil noventa y seis ; y mil noventa y cuatro según Viardot ; lo cual es mas probable , aunque nosotros fijamos el de mil noventa y cinco , siguiendo á Escolano ; pues á principios del año siguiente noventa y seis , se hallaba aun el Cid ocupado en purificar las mezquitas y arreglar cuidadosamente los negocios eclesiásticos, bajo la dirección del obispo D. Gerónimo.
” (pp- 101-102).

Casi doscientos años después, y en concreto, a mediados de septiembre, “llegado por fin el tercer dia , salió el embajador llamado Abualmalet por nuestros cronistas , acompañado de doce caballeros distinguidos , contando entre estos al que poco antes triunfára en el palenque. Presentado al rey y concluido el ceremonial del recibimiento , que se efectuó con toda la etiqueta que prescribia la cortesanía de aquellos siglos , manifestó desde luego el arraez , que su señor Zeyan le enviaba á saludar al rey de su parte , y que no podia menos de estar altamente complacido de esta mision , porque le habia ofrecido la oportunidad de conocer á un príncipe tan cortés como guerrero. Contestóle D. Jaime con igual galantería , que no debemos estrañar en aquellos siglos , y concluyó convidándole á comer ; pero el atento embajador se negó á admitir este obsequio distinguido , pues , según decia , no se hallaba para ello autorizado por su señor” (pág. 143)

El resultado fue que”al dia siguiente, y entre los albores de una de esas mañanas apacibles que vierten su dulce claridad en el mes de Septiembre bajo el cielo brillante de Valencia , apareció por fin flotante el estandarte real en la torre de Alifubat , y apenas se dejó ver del egército cristiano , cuando no pudiendo el rey contener su conmoción , ni aquellas lágrimas que brotan del corazon en los momentos de una satisfacción cumplidad , se postró de rodillas , besó el suelo con la mas profunda humildad , y rindió con ardiente fe las mas sinceras gracias al Dios de los egércitos , que ponia en sus manos una conquista tan grande y de tantas consecuencias. Por tres dias continuó ondeando el pendon precursor de la victoria , y durante este tiempo se prepararon los moros para abandonar la ciudad , verificándolo el tercer dia en número de cincuenta mil personas , para buscar otra patria , no tan bella como la de Valencia , y otro pais para lamentar su eterna emigracion.” (pág. 145)

Constante subsiste aun en nuestros fastos seculares , y la actual generación valenciana ha podido celebrar con extraordinaria pompa el nueve de octubre del año mil doscientos treinta y ocho , en que el poderoso monarca D. Jaime I de Aragon verificó su entrada en la capital del reino , para crear un pueblo , cuyo nombre ha atravesado largos siglos ceñido de celebridad y gloria.” (pág. 146)

Textos tomados de Historia de la Ciudad y Reino de Valencia, de D. Vicente Boix, según edición facsímil de 1979, de la hecha en Valencia, en la Imprenta de D. Benito Monfort, en 1845.

Las fotos, todas de Valencia y del autor, respectivamente muestran la estatua de El Cid en la Plaza de España (que tenga rodeada la luna en fase de creciente no es casualidad -era el objeto del encuadre); placa en la iglesia de San Valero, en el barrio de Ruzafa, recordando la rendición de la Ciudad en 1238 (la fecha de la placa podrá ser objeto de otra anotación); placa en la Catedral recordando la celebración de la primera misa tras la conquista; y estatua del Rey D. Jaime I en la Plaza de Alfonso el Magnánimo, más conocida como Parterre (el texto de una de las placas en la peana será objeto de otra anotación).

Todo esto viene a cuento, además de por el aniversario, porque con esta excusa se celebra el Día de la Comunidad Valenciana.

Vamos, que hoy es fiesta aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario