viernes, 30 de abril de 2010

Bote, bote, … el que no b/vote

En el Consejo de Ministros celebrado este viernes, se ha adoptado como medida estrella ante la crisis, y demostrando un espíritu ahorrativo digno de encomio, una reducción de altos cargos, cuyo ahorro se estima en la astronómica cifra anual de 16 millones de euros, céntimo más, céntimo menos.

En el sorteo del Euromillones celebrado este viernes, el resultado ha sido la ausencia de acertantes del primer premio, por lo que, según la página oficial, el premio para un posible único acertante en el sorteo del próximo viernes, sería de unos 77 millones de euros.

Casi el quíntuplo del ahorro estrella decidido en el Consejo de Ministros.

Consejo que se reunirá el próximo viernes, a tiempo de sellar una apuesta para el sorteo del Euromillones.

Con razón decían los abuelos aquello de “no hay mejor lotería, que una buena economía”.

Pero para premio de la lotería, el que nos ha tocado a nosotros, sobre todo a los que no hemos jugado a estos números.

Lo hundido, bien hundido está

Hace tiempo, me llegó por correo electrónico (prácticamente, el único correo que existe ahora), una dirección de internet relativa a un vídeo en YouTube.

El vídeo tenía su gracia, pues “versioneaba” en clave de (des)gobierno zapaterino una escena de la película El hundimiento. Posteriormente, he visto que esa misma escena se ha utilizado para “mostrar” situaciones desquiciadas, por ejemplo, en el Real Madrid de Florentino Pérez (en relación con la política de fichajes), y más recientemente, en el gobierno del Partido Popular valenciano, sobre El Cabañal.

Hace dos semanas, me volvió a llegar otro enlace con, creo, el mismo vídeo del enlace en cuestión, y digo ‘creo’ porque…

… porque justo ese día entró en vigor la solicitud de la productora de la película (de la que se dio la noticia poco después, al menos, en Libertad Digital), y no llegué a verlo.

Uno de los vídeos censurados (poco a poco, lo que me permitió llegar a verlo) escenificaba el desespero de José Luis Manglano (catedrático de Física en la E.T.S. de Ingenieros Industriales de la Universidad Politécnica de Valencia, ante la inaceptable situación de que hubiera alumnos que aprobaran su asignatura. Naturalmente, este vídeo sólo lo “paladearían” aquellos (como yo) que lo hayan tenido de profesor, pero para aquellos que no hayan disfrutado del vídeo, lo reseño… para ponerle los dientes largos.

Todo esto no deja de ser una excusa (aunque sin dejar de mostrar un ejemplo de censura), para recordar (y celebrar) que tal día como hoy, de hace 65 años, se produjo efectivamente el hundimiento en cuestión, con el suicidio de Hitler en su búnquer.


Créditos:
Carátula de la película El hundimiento (Der Untergang), una producción de 2004 de Constantin Film y Bernd Eichinger, dirigida por Oliver Hirschbiegel.

Luengas leguas

Hacía poco que estaba en Nueva York cuando varias personas me dispensaron el honor de consultarme acerca del fenómeno marino. En Francia había publicado yo una obra en dos volúmenes titulada «Misterio en las profundidades submarinas», lo que hizo que se me considerase como un especialista de esta parte de la Historia Natural. Mientras pude negué la realidad del hecho pero asediado por todas partes hube de explicarme categóricamente. Y ved cómo el ‘honorable Pedro Aronnax, profesor del Museo de París’, se halló apremiado por el New York Herald para exponer su opinición. Me decidí, pues. Discutí la cuestión desde todos los puntos de vista en un artículo aparecido el 30 de abril [de 1867].
«Si damos por supuesto que todas las especies vivientes nos son conocidas, es necesario que busquemos al animal en cuestión entre los seres marinos catalogados. En tal caso, debemos creer en la existencia de un narval gigantesco.
(…)
Creo que se trata de un unicornio marino, armado de un verdadero espolón. De esta forma podría explicarse el rarísimo fenómeno, a menos que todo haya sido ilusión, a pesar de lo dicho y lo visto. ¡Podría ser así!»
Confieso que las últimas frases eran una cobardía; mas no quería exponerme a las burlas de los americanos. En el fondo admitía la existencia del monstruo.


Ahora todos sabemos que el eminente profesor no estuvo esa vez en lo cierto. Y desde luego, él nunca hubiera imaginado que casi un año después:
El 20 de abril [de 1868], la tierra que teníamos más cerca era el archipiélago de las Lucayas, diseminadas como montones de piedras por la superficie del mar. Elevábanse allí enormes acantilados submarinos, murallones verticales de pedruscos superpuestos, formando anchas hileras, entre las que se abrían oscuras cuevas cuyo fondo no alcanzaban a iluminar los rayos de nuestro reflector eléctrico.
(…)
Serían aproximadamente las once cuando el candiense me hizo reparar en un formidable hormigueo entre la exhuberante vegetación.
Ned Land corrió hacia la claraboya.
- ¡Qué animal tan espantoso! –exclamó.
Miré a mi vez y no pude reprimir un movimiento de repulsión. Ante mis ojos se agitaba un monstruo digno de figurar en las leyendas teratológicas.
Era un calamar de unos ochos metros de longitud y marchaba reculando con extraordinaria velocidad en dirección al buque, clavando en él sus grandes ojos de tinte verdoso. Sus ocho brazos, o mejor dicho, sus ochos pies, implantados en la cabeza, que han valido a estos animales el calificativo de cefalópodos, tenían un desarrollo doble de su cuerpo y se retorcían como la cabellera de las Furias. Veíanse distintamente las doscientas cincuenta ventosas distribuidas en la cara interna de los tentáculos en forma de cápsulas esféricas. A veces, dichas ventosas se aplicaban al cristal de la claraboya, produciendo el vacío. (…) Su inconstante color variaba con extraordinaria rapidez, según el estado de irritación del molusco, pasando sucesivamente del gris al pardo rojizo.
¿Qué exasperaría al animal? Probablemente, la presencia del submarino, más formidable que él y en el que no podían succionar sus brazos ni hacer presa sus mandíbulas. Sin embargo, ¡qué vitalidad ha dado el Creador a esos monstruosos pulpos, qué vigor en sus movimientos, ya que poseen tres corazones!
Me sobrepuse al horror que me inspiraba su aspecto y, tomando un lápiz, empecé a diseñarlo.
Poco después aparecieron otros pulpos a la banda de estribor. Pude contar hasta siete. Todos escoltaban al ‘Nautilus’, oyéndose rechinar sus picos al resbalar sobre el blindaje de acero.
De pronto se detuvo el submarino. Un fuerte topetazo hizo trepidar su trabazón.
(…)
Yo me adelanté al capitán.
- Curiosa colección de pulpos –le dije.
- En efecto, señor profesor. Y vamos a combatirlos cuerpo a cuerpo.
Miré al capitán, creyendo no haberle comprendido.
(…)
Su intención era remontarse a la superficie y exterminarlos. Ahora bien, como las balas eléctricas resultarían ineficaces contra aquellas carnes fofas, serían atacados a hachazos, y también a arponazos, para lo cual se ofreció el canadiense, siendo aceptada su ayuda.


Más de 140 años después, las aventuras, novelas y películas también están al alcance de la gente.

Este pasado fin de semana atracó en el puerto de Valencia el submarino de la Armada española Tramontana (S-74), habiéndose organizado un periodo de visitas, como se anunciaba, por ejemplo en la página del Ayuntamiento de Valencia.

En ella, se podía leer que el acceso sería por la puerta de Nazaret, ante lo cual me dije que si la entrada tradicional al puerto se encuentra en el Grao, la de Nazaret debe ser la otra, que además no resulta alejada de dicho barrio. Bien, pues no: la de Nazaret es la del Grao, vamos, la de siempre.

Tras perder en ello más de media hora, conseguimos llegar al punto donde la Policía Local ponía orden y control, por lo que me detuve junto a un agente.
“Póngase aquí al lado –se dirigió al vehículo que venía detrás de mí– y así sólo lo cuento una vez –en un ejemplar acto de ahorro de energía, hermanando la salida de la crisis con la ecología– Miren, la visita al submarino la pueden hacer unas cincuenta personas por hora, tengo ahí –haciendo un gesto con el que nos indicó algo así como ‘ahí’– unas cuatrocientas personas,… y queda una hora y diez minutos para que finalicen las visitas. Fotos del exterior no se pueden hacer por motivos de seguridad. Si quieren pueden ir a la Marina Real, o …”

En resumen, que finalmente llegamos a buen puerto: a casa.

Nota: Al día siguiente, salió una noticia en prensa, ante cuyo titular no pude dejar de pensar la suerte que había tenido al no coincidir dentro de un submarino con visitantes con esta capacidad de síntesis.

Créditos:
Portada y transcripción, según traducción de Heliodoro Lillo Lutteroth, de Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne, en edición de Círculo de Lectores de julio de 1969, con ilustraciones de portada e interiores de Ballestar (pp. 8-9 y 203-205).

jueves, 29 de abril de 2010

Que un buen titular…

Hace unos días, un compañero de trabajo me facilitó las portadas de dos periódicos, los dos valencianos, los dos del mismo día (el pasado 7 de abril), y, presumiblemente, los dos sobre el mismo tema.

Aunque, quedándonos en los titulares, no lo parezca.



Más bien parece que son los periódicos los que se quedan con nosotros.

Una historia sin cortes

Tal día como hoy pero del año 1380 se producía el tránsito de la monja dominica Catalina de Siena. Conocida por su piedad y abnegación, tuvo un importante papel, por su insistencia y perseverancia, en que regresara el Papa, entonces Gregorio XI, a la Santa Sede natural, Roma, finalizando el destierro de Avignon, lo que hizo en enero de 1377, acompañado, entre otros, por Catalina. Su fervor religioso y otras virtudes permitieron que en 1461 fuera declarada santa, celebrándose hoy su festividad.

Treinta años después, Santa Catalina de Siena “llegaba” a Valencia, como nos cuenta Pasqual Esclapes en su Resumen historial de la fundacion i antiguedad de la Ciudad de Valencia de los Edetanos, vulgò del Cid. Sus progressos, ampliacion i fabricas infignes, con notables particularidades:
Aviendo el Señor Rei Don Fernando V de Caftilla, hecho donacion de un efpaciofo llano, que avia fervido, fegun los Historiadores, de Cementerio de los Judios, que algun tiempo habitaron en efta ciudad, en la Plaza de las Barcas, al R.P. Fr. N. Sayol, del Real Orden de Santo Domingo, difpufo efte Venerable Varon fundar en aquel fitio un Magnifico Convento para Religiofas de fu Sagrada orden en el año 1491, bajo la invocacion de Santa Catalina de Sena, cuya fundacion, i conftituciones, aprobò la Santidad de Inocencio VIII. en el figuiente, i ultimo año de fu Pontificado, à petición de la mui Iluftre Ciudad, por intervencion, i medio del Eminentifimo Señor Cardenal Don Francifco de Borja; i fus Religiofas, con la obfervancia de fu Santo Inftituto, i lo excelente, como magno de fu heroico Monafterio, fe han hecho, i hace celebres, por fu virtud, grandeza, i mageftad.

En la recreación de la antigua Puerta de los Judíos de la muralla cristiana de Valencia, figuran dos paneles (que pueden apreciarse al fondo, en una de las fotos de la anotación al efecto), donde se reflejan los “planos” de la ciudad en el siglo XVI y en el XX. En el correspondiente al siglo XVI, se puede observar cerca de la Puerta, junto a la muralla, el conjunto de edificios que constituían el convento de Santa Catalina de Siena, entre los que destaca, por su definida planta, la iglesia.

En su ya conocida por aquí (por partida doble) Guía urbana de Valencia antigua y moderna, el Marqués de Cruilles nos cuenta:
Este monasterio, pues, se fundó en dicho cementerio, en 23 de enero de 1491, en una capilla que tenian los judíos recien convertidos: Sor Juana Boteyana, religiosa dominica, y las tres beatas hicieron la fundacion, y en el mismo año tomaron el hábito muchas doncellas de la ciudad.
En breve edificaron con grandeza y suntuosidad en este terreno. Consagró la nueva iglesia D. Francisco de Megía, Obispo titular de Fez, que se retiró á vivir á esta ciudad por los años 1536, y habitaba, dicen algunos, la casa número 1 de la calle del Bisbe, manzana 34, por lo que dejó su nombre á la calle. (…)
El edificio del convento es uno de los más considerables de la ciudad; uno de sus lados mide sobre cien varas valencianas, tanto que alberga hasta 40 religiosas.
La planta de la iglesia revela la antigüedad que cuenta, pues es rectangular en la nave y poligonal en el presbiterio: su longitud total 37 metros 40 centímetros, y la latitud 12 metros 50 centímetros, y 30 centímetros menos que ésta la altura hasta la cornisa.


No sólo el obispo de Fez dio nombre a una calle vecina: una de las calles del perímetro del convento recibe su nombre de éste, o mejor dicho, de sus residentes: Monjas de Santa Catalina, también conocidas en su momento, como Monjas Catalinas.

Ambas calles siguen existiendo, y aunque el convento ya cerró hace años, la iglesia sigue cumpliendo sus funciones.

Aunque esto es para comentarlo en otro sitio (o anotación).


Créditos:
Retrato de Santa Catalina de Siena, de Fray Juan Bautista Maíno, de la colección del Museo del Prado.

Portada y transcripción (intentando mantener la tipografía del original) del punto 43 del capítulo IV De los Conventos, Cafas de Ordenes Militares, Colegios, Hofpitales, Cofradias, i Cafas de Oracion, de la obra de Pasqual Esclapes, Resumen historial de la fundacion i antiguedad de la Ciudad de Valencia de los Edetanos, vulgò del Cid. Sus progressos, ampliacion i fabricas infignes, con notables particularidades, editada originalmente en Valencia en 1738, según ejemplar de la edición facsimilar realizada por Extramuros edición, de Sevilla, en 2008.

Portada y transcripción de la obra del Marqués de Cruilles, Guía urbana de Valencia antigua y moderna, publicada en 1876, y edición facsimilar de París-Valencia.

Fotos de la placa del plano de Valencia (siglo XVI) junto a la Puerta de los Judíos, de la iglesia del Convento de Santa Catalina de Siena, y de la placa de la calle de Monjas de Santa Catalina, de julio, abril y mayo de 2009, del autor.

miércoles, 28 de abril de 2010

Mens sana in pop-pore sano

El segundo acontecimiento al que asistí la pasada semana al Palau de la Música fue la inauguración el jueves 22, de la exposición de Antonio de Felipe, pintor valenciano, titulada PopSport, sobre la cual, lo primero que hay que decir, es que el cartel de la misma no le hace justicia, ya que si por algo se caracterizan sus cuadros es por un estilo nada realista.

La exposición, como dijo Mairen Beneyto, concejala de la cosa, era, efectivamente, muy mediática. “Habíamos” muchos pero llegamos a pillar algo del cáterin, aunque no íbamos a eso.

Al día siguiente, salió en prensa (era mediática, ya digo) una reseña, acompañada de una foto en la que se ve tal vez el cuadro más valenciano, ya que toma como referencia el de los niños en la playa de la Malvarrosa de Sorolla, y lo complementa con un tema deportivo bajo una visión ‘pop’.

La mayoría de las obras tienen esta estructura: una interpretación deportiva ‘pop’ de una obra conocida o de unas imágenes totalmente establecidas en la cultura, como es el caso de las cuatro sotas de la baraja española ante las que se realizó la presentación de la exposición, convirtiéndose los palos de oros, copas, espadas y bastos, en baloncesto, fútbol, tenis y béisbol. La referencia era fácil, y así José María Lozano, quien hizo la presentación de la exposición, dijo que ésta se planteaba “con las cartas boca arriba”. De las palabras del artista ahora no recuerdo nada, pero al menos, tengo la foto de cuando estaba hablando.

Además de en la composición, el humor se dejaba ver también en los títulos de las obras. El de ésta no tiene vuelta de hoja: “Al agua… patos”.

La exposición se ubica en dos salas, en las cuáles se realizaron los dos momentos principales del acto: la inauguración tuvo lugar en la propia Sala de Exposiciones del Palau, cuyo suelo estaba tapizado como si de un campo de fútbol se tratase; el cáterin fue en otra sala, también para estos usos, anexa al edificio, mal llamada por casi todos “Atrio de los bambús” (para ahorrarnos a todos, supongo, la ‘e’ ya muy usada en el Plan E), cuyo oscuro suelo recogía la parrilla de salida de un Gran Premio de Fórmula 1.

En ambas salas no sólo había cuadros, sino también estatuas, con el mismo estilo. En esta segunda, por ejemplo, se encontraba el discóbolo de Mirón, cuyo toque ‘pop’ estaba representado por una Pantera Rosa (motivos que ya estaban reflejados en un cuadro expuesto en la primera sala, a modo de anticipo, "Pink Mirón"). Lo logrado de esta obra es que, a la luz que entonces había en la sala, se percibía una distinta textura en cada personaje del conjunto, más marmóreo el discóbolo, más de ‘goma’ la Pantera.

Paa evitar problemas de protocolo, en cuanto llegó la alcaldesa, nosotros nos fuimos.

El domingo, regresé a la exposición para que la vieran mis hijos. Los cuadros que más les gustaron fueron el de los patos, y otro que reflejaba una prueba de salto de altura… sobre una hilera de cactus. El domingo, como me esperaba, no me dejaron hacer ninguna foto.

Oído al pasar (II): Pleno al…

Si recordamos, la anterior anotación con esta circunstancia tenía una cierta relación con la educación. Ésta también, pero sólo porque la “escucha” ha sido a la puerta del colegio, mientras esperaba para recoger a mi hijo.

La transcripción es fiel aunque no literal, ni íntegra.

Ahora que por fin reconocen los más de cuatro millones seiscientos mil parados, además es mentira. Mira yo, yo y mucha gente como yo, tal vez otro millón más. Con cuarenta y cinco años, y no figuro en ninguna lista porque ya hace tiempo que dejé de cobrar el paro, ni hay cursos de formación para mí,… Lo único que se facilita es contratar hasta una edad de treinta años, pero a los mayores… Fíjate cuanta gente de más de cincuenta, cincuenta y cinco años, está atendiendo en Mercadona, Consum, El Corte Inglés… No digo ya que tengan a feos como yo, pero sí que se limitan a gente… al menos, neutra. A los mayores… pero si es que encima, como hay cola… pues si no es uno, hay otro más esperando para el trabajo.

Que ésa es otra. Ahora, con carrera superior, dos másteres por universidades extranjeras, y todo para un puesto en el que te pagan 700 euros al mes. Y a cambio, tenemos un Ministro de Fomento, al que en tercero lo echaron de la Complutense por gandul; es que no sólo no tiene una carrera sino que lo echaron de la universidad por gandul, y mira tú, de ministro.

Si es que tenemos lo que nos merecemos.


En eso salió su hija, se despidió, fuése y no hubo nada.

Ítem más:
Esta tarde, mientras iba hacia Mercadona, he adelantado a una mujer que iba hablando por teléfono, justo cuando decía:
Pues como queráis… El sábado es fiesta, no sé qué fiesta es, pero es fiesta…

Lamento aguar de esta manera el gran éxito que seguro serán las numerosas y multitudinarias fiestas, marchas y manifestaciones convocadas por los sindicatos para este Primero de Mayo,… sábado y fiesta, que es lo que que parece ha calado entre la gente.

Por cierto, sobre la posibilidad del desconocimiento por parte de la juventud de esta fiesta (antes con demostraciones sindicales en el estadio Santiago Bernabéu, presididas por un tal Francisco Franco), sólo hay que decir que esta buena mujer ya no cumplía los treinta años.

En resumen, que en las quinielas de esta temporada el (des)gobierno se ha conseguido en vez de al 15, un pleno al… 20, y el premio… nos toca pagarlo a nosotros.

¿Númerooo?

La semana pasada asistí al Palau de la Música de Valencia a dos actos organizados en él, ninguno de los cuales era musical.

En ambos casos llegué con algo de tiempo (más el correspondiente retraso en el inicio, sobre todo el segundo día), por lo que pude fijarme en alguna cosilla. En concreto, el segundo día, me fijé en esta especie de banderín (metálico) que informa al que lo ve que el edificio es el Palau de la Música, bajo el rimbombante título de La Valencia del tercer Milenio, y un número de teléfono, dentro de una cosa llamada Valencia Museo Abierto.

Quien pueda, deducirá que llamando a ese teléfono le van a contar algo más del edificio, a cambio de no se sabe cuánto dinero, porque no figura el coste de la llamada en el banderín. Yo he hecho la prueba esta misma tarde, y la explicación, bastante breve (por lo que no resultaría complicado recogerla en una placa), ha supuesto, incluyendo las instrucciones de uso (idioma, edificio que se mira,…), dos minutos.

En otras ciudades, las placas, digamos, turísticas son algo más generosas en la explicación, y, ya que las comparaciones son odiosas, pongamos que hablo de Madrid. En estos días, qué mejor que la Gran Vía.

Si nos dirigimos al principio de la calle, acera de los impares, nos encontramos con el edificio Grassy, y en su fachada, nos podremos encontrar con esta placa en la que, más o menos legible, más o menos extenso, se nos cuentan cosas del edificio.

No sé cuánto ingresará el Ayuntamiento por estas llamadas, pero el planteamiento de estas líneas de comunicación, ocupadas o no, no comunica.

Créditos:
Fotos del Palau de la Música, de octubre de 2009, y de la placa, de abril de 2010, del autor.
Fotos del Edificio Grassy, en Madrid, y de la placa descriptiva, de marzo de 2009, del autor.

lunes, 26 de abril de 2010

Cuando de la tabla redonda se quiere hacer tabla rasa

Hace un tiempo me hice con el libro The Christian Almanac. A Book of Days Celebrating History’s Most Significant People&Events. Como puede deducirse del título, el libro es una recopilación de numerosas efemérides, y así empieza la Introducción al libro:
Every day is an anniversary. History is so rich and so resplendent that there is not a single date that does not offer great lessons in heroism or ignominy, brilliance or foolishness, inspiration or admonition.

Pero también, se trata de un libro que busca aprender de los aniversarios a través de una visión cristiana. Y así es como continúa la Introducción:
There is not a single date that does not point us toward the remarkable cultural and spiritual legacy of our Christian inheritance in Western civilization. And there is not even a wrinkle in time that does not bear the obvious impress of God’s own good providence.

Y finaliza la Introducción de la siguiente manera:
That is precisely the kind of work that we have attempted to do in this book. Our aim has been to preserve the practical lessons and profound legacies of Christendom without the petty prejudice of modern fashions or the parsimonious preference of Enlightenment innovations. (...)
We believe that history is a series of lively adventure stories –and thus should be told without the cumbersome intrusion of arcane academic rethoric or truckloads of extraneous footnotes. In fact, we believe that history is a romantic moral drama in a world gone impersonally scientific (...) and because however social condictions may change, the great underlying qualities that make and save men and nations do not alter. It is the most important example of all. Because the past is ever present, giving shape and focus to all our lives, it is not what was, but whatever seems to have been, simplu because the past, like the future, is part and parcel of the faith.
This book is our attempt, therefore, to revive a venerable old Christian tradition of charting the topography of that forgotten foreign land called the past. It is an effort to make the tales of yore a narrative worthy to be told at home round the hearth, to appeal to the heroic heart of all generations, and to reinvigorate the eternal infancy of mankind.


Para cada día, el libro se extiende en una página en cierto hecho al que se da relevancia, y en la página vecina se relacionan aquellos hechos cuyo aniversario se cumple ese día y por un motivo u otro, tienen una importancia cristiana.

Bastante ilustrativo de lo expuesto es el hecho que se destaca para tal día como hoy, 26 de abril, aunque sea remontándose al año 1139: bien la historia, bien la tradición, establece para este día el inicio de la circulación pública de Historia Regum Britanniae, obra escrita por Geoffrey de Monmouth tal vez unos tres años antes. Lo más recordado de esta obra es que establece los primeros registros sobre el Rey Arturo.

El conjunto de la historia del Rey Arturo es tan amplio y rico, que tras su rápida difusión por Europa, cada nación centró su atención sobre aspectos distintos conforme su propio carácter. Sin embargo, todos se dieron cuenta de algo importante:
But for each of them the Eden-like theme of an idyllic kingom spoiled, not by external defeat but by dissension from whithin, claimed a ternured place in popular folk literature and music.

Como bien se dice en la Introducción, el pasado siempre está presente. Aunque parece que esas grandes lecciones que la historia nos ofrece, sólo la estudian y aprenden unos y no los otros.

Nota: Otro aspecto cristiano del libro es que para cada día sugiere dos textos bíblicos, uno del Antiguo y otro del Nuevo Testamento. Como el enfoque es más protestante que católico, no sé exactamente cuál será la cita que refiere como 2 Samuel 15-16 (me falta el capítulo), y de la otra (Lucas 20, 27-47) quiero destacar el versículo 38: “No es un Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos viven


Créditos:
Portada y transcripciones tomadas de la Introducción y del texto correspondiente al día 26 de abril, de The Christian Almanac. A Book of Days Celebrating History’s Most Significant People&Events, obra de George Grant y Gregory Wilbur, en edición de Cumberland House, de Nashville (Tennessee), de 2004 (segunda edición revisada y actualizada).

domingo, 25 de abril de 2010

Estrechez… de miras

Losada le estrechó la mano con cierta solemnidad.
- Señor Menkell… encantado… le he reconocido enseguida, este negocio te desarrolla un sexto sentido. En fin, vamos a lo nuestro. Tendremos que ir por la escalera, no hay ascensor.
- Sí, que, por cierto –doña Sole acariciaba a su mascota– no saben el número que fue lo de sacar el cuerpo del señor Montalvo, con los de la funeraria tropezando en todos los escalones y la gente saliendo a la escalera a ver el espectáculo… Bueno, y la casa llena de policías, que eso a mí me impresiona muchísimo.
Menkell dio un respingo. No quería detalles, no quería imaginar cosas raras, así que sin esperar al fin del relato echó a andar escaleras arriba, perseguido por Losada y por la imagen mental de un cadáver envuelto en una sábana y transportado a hombros por unos probos operarios que maldecían su trabajo de manipuladores de muertos. Cuando llegó al segundo estaba sin resuello, pero llevaba al de la agencia varios cuerpos de ventaja.


El pasado miércoles por la tarde pude atender brevemente la tertulia de En casa de Herrero, en concreto, el momento en el que el titular del programa y una contertulia, Carola Herrero, creo que arquitecta, mostraban sus diferencias sobre “lo” de El Cabañal, en Valencia. Lo que me llamó la atención fue cuando Herrero (Carola) dijo que ya existían muchos Planes Generales que protegían, no sólo los edificios, sino incluso las parcelas catastrales, al objeto de evitar la “distorsión” de la historia de la población, o algo así entendí.

Naturalmente, me vino a la cabeza la escena arriba transcrita, tomada de La importancia de las cosas, novela de Marta Rivera de la Cruz, ya conocida en estas páginas. Y junto con esta imagen literaria, me acordé también de la que dicen casa más estrecha de Europa, que se encuentra aquí en Valencia, en la plaza Lope de Vega.

Como puede apreciarse en la foto, es realmente estrecha (es la de la fachada pintada de rojo, por si hay dudas), y me imagino a todos los protectores de parcelas catastrales, y toda la historia asociada, haciendo cola para poder vivir en una casa con estas características.

El edificio, protegido, la parcela protegida,…; mientras, los inquilinos, como si se mueren (pero que lo hagan fuera del edificio), y los propietarios, que se aguanten, por especuladores.

¡Qué sufrido es el papel, (y resistente la ideología), sobre todo cuando al que se fastidia es a otro!


Créditos:
Transcripción tomada del “segundo” capítulo (no van numerados) de La importancia de las cosas, de Marta Rivera de la Cruz, editado por Autores Españoles e Iberoamericanos, primera edición de marzo de 2009 (pp.37-38)

Foto de la plaza Lope de Vega, de Valencia, diciembre de 2008, del autor.

Una película… velada

Subiendo desde Cibeles (lado Recoletos) hacia la Gran Vía, entre las floristas que vienen y van por la calle de Alcalá, el viajero tranquilo y observador (los residentes matritenses suelen llevar excesiva prisa para disfrutar en su propia ciudad de estas dos cualidades) puede apreciar la placa colocada en una fachada, en recuerdo del Teatro Apolo.

Apolo dio nombre a numerosos centros de espectáculos, mayormente, teatros, siendo el más famoso, por lo en él sucedido, el de Madrid. Curiosamente, aunque aguantó cuarenta años más, es mucho menos conocido (bueno, digámoslo claro, yo lo desconocía), el de Valencia, tanto su existencia como su ubicación.

En Internet me he encontrado una foto del Teatro Apolo en el blog valenciablancoynegro. El teatro fue derribado en 1969, habiéndose inaugurado tres años después de su tocayo madrileño, en concreto, un 28 de octubre de 1876, año también histórico por otros motivos.

Cuando se inauguró, el teatro se encontraba en la calle de la Sequiota. Sin embargo, unos cuantos años más tarde, como vemos en este detalle de la guía editada en 1909 que ya conocemos en estas páginas, pasó a estar en la calle de Don Juan de Austria, aunque eso sí, sin cambiar de sitio, simplemente, recurriendo a eso tan común en España de cambiar el nombre a las calles.

Según cuenta María Francisca Olmedo de Cerdá en su obra Callejeando por Valencia, editada por Carena, “El día de su inauguración se representaron tres obras: De gustos no hay nada escrito, Justicia y no por mi casa y Més fa el que vol, que el que pot.” Aunque no puedo decir anda acerca de dichas obras y sus argumentos, los títulos, como puede verse, son plenamente actuales.

También en Internet he podido localizar un cartel del teatro, entonces Teatro-Circo Apolo, correspondiente al año 1896.

Curiosamente, toda esta anotación viene a cuento de algo sucedido en 1896, que leí el otro día en la obra Cien años de cine en Valencia, de Alfred Oltra Mas, editada por el Ayuntamiento de Valencia:
Se multiplican las salas en Barcelona y aparece el cine en Valencia. Aquí, entre nosotros, el acontecimiento tuvo lugar el 10 de septiembre de 1896 en el Teatro-Circo Apolo, cuyo empresario era el Sr. Roig. Aquel otoño y durante el invierno fue la gran novedad en la capital del Turia.
Entre los exhibidores ambulantes que proliferaron inmediantamente encontramoa a Antonio P. Tramulleras en Barcelona y en Valencia a Charles Kall, quien fue el encargado de montar el cine en el Teatro-Circo Apolo.


Sin embargo, poco después, aunque se expresa que en ese mismo otoño-invierno de 1896-97 “se pueden individualizar en Valencia hasta siete lugares donde se ofrece el espectáculo cinematográfico”, no se menciona el Teatro-Circo Apolo.

No solo cambió de nombre de calle la dirección del teatro. Los números de policía también sufrieron diversos bailes, más propios de los espectáculos celebrados en su interior, siendo el 22, el 16, o el 18 (como refleja una guía de 1964, a la vez que su número de teléfono, tomen nota, por favor: 21.47.04 -si no contestan, por favor, no insistan-).

Tras el derribo del Teatro Apolo, se construyó en su lugar, efectivamente, una entidad bancaria, en concreto el Banco Central, y tras la pertinente reconversión, fusión, absorción o lo que haya sido, ahora en el lugar, parcialmente, luce, efectivamente también, una galería comercial. Como no podía ser otra cosa, el número de policía, ahora, es el 4.

En una anotación del pasado octubre, hablando del cine, recogí en varias fotos, placas que recordaban la primera exhibición cincematográfica de la historia en París o en Madrid.

Como cabe esperar, el recuerdo en Valencia… ha quedado fundido en negro.

¡Corten! ¡Vale la toma! ¡Todos a almorzar!

Créditos:
Foto de la placa en recuerdo del Teatro Apolo, en Madrid, marzo de 2009, del autor.

Foto del Teatro Apolo de Valencia, tomada de blog valenciablancoynegro

Detalle del plano de la Guía de Valencia, editada en 1909, como obseguio a los asistentes al II Congreso de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias

Cartel del programa del Teatro-Circo Apolo, en mayo de 1896, tomado de la página ganga.es

Portada y transcripción tomada de Cien años de cine en Valencia, de Alfred Oltra Mas, editado en 2000 por el Ayuntamiento de Valencia (pp. 12 y 13)

Fotos del edificio y actual galería comercial Boulevard Austria, en la c/ Don Juan de Austria, abril de 2010, del autor.

viernes, 23 de abril de 2010

What a beautiful day!

Donde la imaginación queda desbordada.

Donde la ilusión encuentra respuesta.

Donde los viajeros conocen su destino.

Donde los enamorados pasean sus esperanzas.

Todo esto y más, mucho más.

Hoy se celebra un aniversario de lo que nos hace posible todo lo anterior.

Sí, hoy es 23 de abril, festividad de San Jorge, y tal día como hoy se celebra el aniversario… de El Corte Inglés en Valencia.

Nota: en futuras anotaciones, contaremos algo sobre dónde y cómo se erigió el edificio.

Nota 2: , pero es que ahora no puedo debido a que también hay otras celebraciones, aunque en este momento no las recuerdo. ¿O sí? Tendré que consultarlo en un libro.


Créditos: foto de la placa, situada junto a la puerta que abre a la c/ Don Juan de Austria, del autor.

viernes, 16 de abril de 2010

Lo difícil que resulta limpiar el lodo

Con independencia del calendario vigente en cada sitio, era un 22 de abril de 1870 en algún lugar, cuando en Simbirsk, que bastantes años más tarde pasó a llamarse Ulyanovsk, nació el más famoso de los Ulyanov, claro: Vladimir Ilyich Ulyanov, más conocido por su alias de Lenin.

Lenin (19 de marzo de 1922):
«Ahora y sólo ahora, cuando en las zonas afectadas por el hambre hay antropofagia y las carreteras están pavimentadas con cientos de cadáveres, si no miles, es cuando podemos (y por lo tanto, debemos) insistir en la apropiación de los objetos de valor [de la Iglesia], con la energía más implacable y despiadada, sin reparar en medios para aplastar toda resistencia […] Un momento como el del hambre y la desesperación es único para crear entre las masas campesinas en general una disposición que nos garantice su simpatía o en cualquier caso su neutralidad […] Debemos declarar ahora [al clero] una guerra decisivia y despiadada, y someter su resistencia con una brutalidad que no olviden durante décadas […] Cuantos más representantes de la burguesía y el clero reaccionarios consigamos ejecutar en este asunto, mejor.»

Los archivos eclesiásticos indican que aquel año mataron a 2.691 sacerdotes, 1.962 monjes y 3.447 monjas. Durante una carestía anterior, la de 1891, en la que murió medio millón de personas, la lucha contra el hambre fue una prioridad nacional. En la capital de Samara (Kuíbishev), sólo un intelectual, un abogado de veintidós años, se negó a participar en la campaña y, desde luego, fue denunciado públicamente. Era Lenin. Tuvo la ‘valentía’, como dijo un amigo suyo,
«de decir a los cuatro vientos que aquella carestía tendría muchos resultados positivos […] El hambre, explicó, por destruir la desfasada economía campesina, sería […] el preludio del socialismo […] el hambre destruiría asimismo la fe no sólo en el zar, sino también en Dios.»

El hambre pertenece a la tetrarquía comunista; los otros tres elementos son el terror, la esclavitud y, evidentemente, el fracaso, el sempiterno e incorregible fracaso.


Estas desgracias y maldades llegaron a materializarse “gracias” a que un 16 de abril, pero de 1917, Lenin cruzaba la frontera y regresaba a Rusia, en plena I Guerra Mundial, merced a la financiación de alemanes que querían la retirada de Rusia de la Gran Guerra. Este objetivo se consiguió, con el resultado conocido, poco después, de la revolución de octubre y el establecimiento del régimen totalitario soviético y comunista.

Si para la financiación alemana podía encontrarse una explicación, pues al fin y al cabo estaban en guerra ambos países, lo que me resulta más difícil es encontrarla para la otra financiación que tuvo Lenin: la de procedencia estadounidense.

Pocas veces puede aplicarse de una manera más trágica, en la Historia, eso de que “de aquellos polvos, vienen estos lodos”.

Y por desgracia, se sigue demostrando que una de las cosas que más cuesta de limpiar es el barro, el lodazal en que se está convirtiendo este, cada vez más asolado, solar patrio.


Créditos:
Koba el Temible. La risa y los Veinte Millones, de Martin Amis, editado por Anagrama. Primera parte: El hundimiento de la vida humana. Apartado Diez tesis sobre Ilich, tesis V (pp.38-39). Fotografías tomadas también del libro, mostrando a unos campesinos abocados a la antropofagia en 1920, y a Lenin disfrazado en julio de 1917.

Fotograma de Santiago Carrillo Solares, del vídeo enlazado, con declaraciones del pasado 14 de abril.

jueves, 15 de abril de 2010

… que ciento volando

Hace unos días pude hojear un libro que responde al nombre de Catálogo de los montes de utilidad pública de la provincia de Valencia, editado en 1932 por el Ministerio de Agricultura,… Industria y Comercio. El catálogo incluye un mapa del que quiero destacar ahora una cosa que no tiene nada que ver con los montes.

Como sabe poca gente fuera de Valencia, bueno, y también dentro, la primera autopista completa pensada e incluso proyectada en España, fue, en la época de la oprobiosa dictadura de Primo de Rivera (lo de oprobiosa tal vez lo diga porque había ministros del Partido Socialista Obrero Español), hace más de ochenta años; fue, digo, la autopista Madrid-Valencia, por donde, más o menos, acabó yendo la N-III y desde hace poco más de 10 años, “casi” la A-3.

Algo parecido sucedió con el ferrocarril. En el mapa que he referido, se puede observar que existe un ferrocarril de Valencia a Utiel, donde finaliza. Recordemos que estamos en 1932. No sé en qué año se consiguió finalizar el ferrocarril Madrid-Valencia, por Cuenca, que dentro de lo que cabe, se trata de un recorrido más inmediato que el actual, por Albacete. Lo que sí sé, porque acudía a la estación de Requena a recibir y despedir familiares en su viaje matritense, es que hace sus cuarenta años la comunicación ferroviaria principal entre Madrid y Valencia era la línea por Cuenca, y de hecho, por ella circulaba el famoso tren articulado ligero Goicoechea-Orial, es decir, el TALGO.

Las ventajas, que a pesar de todo, suponía este avance ferroviario, se dejaron perder abandonando el transporte por ferrocarril, y favoreciendo, consciente o inconscientemente, el transporte por carretera (¡incluso de mercancías y a larga distancia!), o en avión para distancias cortas, donde los desplazamientos a y desde, y esperas en los aeropuertos anulan todo el ahorro de tiempo conseguido en el vuelo.

Sólo desde un tiempo a esta parte, con la decisión política (que no económica) de implantar en determinados trayectos la, más o menos, Alta Velocidad, se vuelve a pensar en el transporte ferroviario, aunque sólo sea para viajeros.

Todo esto viene a cuento, naturalmente, del bloqueo del espacio aéreo europeo que se ha ocasionado como consecuencia de la erupción de un volcán bajo el glaciar Eyjafjälla, al sur de Islandia. Porque el caso es que la capacidad inmediata de reacción en relación con un transporte alternativo, no se aprecia: sólo se ofrece una larga, con incierto resultado, espera… en los aeropuertos.

Lo que tampoco se comenta es qué pasa o deja de pasar en Islandia, por lo que recojo esta foto de EFE, tomada de Libertad Digital, donde su pie de foto nos ilustra al respecto:
Estado en el que quedó una carretera sobre el río Markarfljot, después de la erupción de un volcán subterráneo bajo el glaciar Eyjafjälla, al sur de Islandia. Las cenizas han paralizado en las últimas horas el tráfico aéreo de media Europa.

Lo que no me extrañaría nada es que alguien, para minimizar los problemas, nos argumente que tampoco es para tanto, pues tras la famosa erupción del Vesubio, se estuvo más de dieciocho siglos sin que en el mundo se vieran volar aviones.

Nota: espero que en todo esto no tenga nada que ver mi anotación de hace dos días, sobre la mala suerte, y un gafe, por otro nombre, cenizo.

Créditos:
Portada, y detalle del plano incluido, del Catálogo de los montes de utilidad pública de la provincia de Valencia.

Fotografías del TALGO III (1966), tomadas de la página oficial de la empresa.

Fotografía de una carretera en Islandia, de Efe, tomada de Libertad Digital.

martes, 13 de abril de 2010

Martes y trece

La superstición, de un tiempo a esta parte, es un tema que se toma a broma, chufla o recochineo. Son conocidas las demostraciones más habituales relativas a la mala suerte, como el gato negro, el espejo roto, o la sal derramada, los cuáles, especialmente el primero, han sido objeto en numerosas ocasiones, de caricaturización en los tebeos. Incluso, en forma personalizada, es decir, el gafe.

Recordaba yo un personaje de estas características, y buscando en internet me ha salido un tal Tomás el Gafe. El caso es que no me resulta del todo desconocido, pero no puedo decir que se trate de alguien del que tenga claros recuerdos, ni mucho menos que forme parte de mi ‘mitología tebeística’ infantil propia.

Todo esto viene a cuento, naturalmente, de que hoy es martes y trece. Del que no habría dicho nada si no haberse dado la circunstancia de que me he dado cuenta de que justo anoche, leyendo El ángel sombrío, de Mika Waltari, como ya sabemos, llegué, fechada un 10 de enero de 1453, a la siguiente escena y meditación, en la que Jean Ange, o Giovanni Angelos, el narrador y protagonista, habla con Franzes, canciller del emperador Constantino:

- (…) los derviches me habían enseñado a fortalecer elcuerpo y a resistir todas las privaciones. Si lo deseáis, puedo tomar con mi mano un tizón ardiendo del brasero sin quemarme.
Di un paso hacia él y conseguí por fin prender su mirada. Vaciló e, irritado, me empujó a un lado para que no hiciera el experimento. Si lo hubiese realizado no hubiese sabido qué pensar de mí, tan supersticio que era… Supersticioso, porque hacía tiempo que no creía en nada.


En nada. Ahora ya, los hay que ni siquiera en la superstición.


Créditos:
Imagen de Tomás el Gafe, tomada de la página enlazada.
Transcripción tomada de la traducción de J.A. González de El ángel sombrío, en edición de El Círculo de Lectores de 1995.

lunes, 12 de abril de 2010

Correo del azahar

Hace un tiempo, publiqué una anotación sobre la presencia del ferrocarril en la actual Plaza del Ayuntamiento, en Valencia. En dicha anotación figuraban dos detalles de otros tantos planos de esa zona de la ciudad, uno fechado en 1909 (publicado en octubre), y el otro fechado, un año después, el 30 de septiembre de 1910.


Estos dos detalles los muestro ahora, juntos, pero no revueltos. Se puede observar que aunque se mantenía el edificio de la antigua estación, el tendido ferroviario ya no llegaba a la plaza, sino que se quedaba en la nueva estación término, Estación del Norte (aunque apunte hacie el sur), obra de Demetrio Ribes.

Pero se puede observar también una pequeña variación más, ésta también en la plaza: la zona blanca que en 1909 está en la zona de arriba de la plaza (en realidad, por la orientación del plano, al este), ya tiene en 1910 un nombre: “Solar Correos y Telégrafos”.

La causa de este ‘pequeño’ cambio en el plano reside en una Real Orden de hace justo un siglo, siendo Presidente del Consejo de Ministros, como se decía entonces, D. José Canalejas Méndez, por la que se concedía a la Ciudad un Palacio para Correos y Telégrafos. Diez años después, en 1922, ya lucía el edificio en la Plaza del Ayuntamiento, aunque entonces se titulaba como de Emilio Castelar.

Este hecho ayudó a nombrar la calle que entra en la plaza por la izquierda, mirando al edificio: por una de esas circunstancias extrañas que a veces suceden, se trata de la calle de Correos. Y por otra circunstancia afortunada, en la fachada sobre esta calle, se encuentran los buzones exteriores, muy artísticos, como era propio de la época: protegidos por una marquesina de forja, y accesibles mediante tres escaloncitos, nos encontramos con dos faces leoninas, cuyas bocas abiertas aceptan los envíos postales, sean al Extranjero o a España (hablamos de 1922).



Hay un detalle curioso que supongo (casi) nadie habrá observado: sobre la cabeza de cada león, por ejemplo, el ‘de España’ figura el escudo de España; en el centro del frente de la marquesina, también. Naturalmente,… son distintos.



El edificio ha sido restaurado hace poco, y luce nuevamente la torre del telégrafo que fue retirada no sé cuándo.

En la anotación referida al principio de ésta, comentaba respecto de la Plaza del Ayuntamiento que “desde ella, sin salirnos de ella, todavía podemos ver una locomotora”.

Hasta la fecha nadie ha contestado a esta ‘adivinanza’, y ante el tiempo transcurrido, concederé la respuesta: entrando en el edificio y mirando hacia arriba, se puede apreciar una cubierta/cúpula también muy de la época, con el escudo central de Valencia, y en doble orla, los de las restantes provincias. Pues bien, mirando hacia arriba, pero no dentro, sino fuera del edificio, podemos ver, flanqueando el reloj, a la izquierda, esa locomotora, escoltada por un trío de una especie de ángeles industriales. A la derecha, paradójicamente en el lado más alejado de la calle con ese nombre, hay una nave, o barca.



Por último, cabe reseñar que en las fechas en que nos encontramos, en unos sitios más y en otros menos, según cuáles hayan sido las temperaturas habidas, los naranjos están ya floreciendo, con ese azahar, tan propio. Lo que explica, a falta de un Miguel Strogoff cercano, el título de esta anotación.


Créditos: Fotos diversas del edificio de Correos, en Valencia, entre diciembre de 2008 y julio de 2009, del autor.

Foto de naranjo apuntando flores, en campos de Enguera, en abril de 2010, del autor.