lunes, 12 de abril de 2010

Correo del azahar

Hace un tiempo, publiqué una anotación sobre la presencia del ferrocarril en la actual Plaza del Ayuntamiento, en Valencia. En dicha anotación figuraban dos detalles de otros tantos planos de esa zona de la ciudad, uno fechado en 1909 (publicado en octubre), y el otro fechado, un año después, el 30 de septiembre de 1910.


Estos dos detalles los muestro ahora, juntos, pero no revueltos. Se puede observar que aunque se mantenía el edificio de la antigua estación, el tendido ferroviario ya no llegaba a la plaza, sino que se quedaba en la nueva estación término, Estación del Norte (aunque apunte hacie el sur), obra de Demetrio Ribes.

Pero se puede observar también una pequeña variación más, ésta también en la plaza: la zona blanca que en 1909 está en la zona de arriba de la plaza (en realidad, por la orientación del plano, al este), ya tiene en 1910 un nombre: “Solar Correos y Telégrafos”.

La causa de este ‘pequeño’ cambio en el plano reside en una Real Orden de hace justo un siglo, siendo Presidente del Consejo de Ministros, como se decía entonces, D. José Canalejas Méndez, por la que se concedía a la Ciudad un Palacio para Correos y Telégrafos. Diez años después, en 1922, ya lucía el edificio en la Plaza del Ayuntamiento, aunque entonces se titulaba como de Emilio Castelar.

Este hecho ayudó a nombrar la calle que entra en la plaza por la izquierda, mirando al edificio: por una de esas circunstancias extrañas que a veces suceden, se trata de la calle de Correos. Y por otra circunstancia afortunada, en la fachada sobre esta calle, se encuentran los buzones exteriores, muy artísticos, como era propio de la época: protegidos por una marquesina de forja, y accesibles mediante tres escaloncitos, nos encontramos con dos faces leoninas, cuyas bocas abiertas aceptan los envíos postales, sean al Extranjero o a España (hablamos de 1922).



Hay un detalle curioso que supongo (casi) nadie habrá observado: sobre la cabeza de cada león, por ejemplo, el ‘de España’ figura el escudo de España; en el centro del frente de la marquesina, también. Naturalmente,… son distintos.



El edificio ha sido restaurado hace poco, y luce nuevamente la torre del telégrafo que fue retirada no sé cuándo.

En la anotación referida al principio de ésta, comentaba respecto de la Plaza del Ayuntamiento que “desde ella, sin salirnos de ella, todavía podemos ver una locomotora”.

Hasta la fecha nadie ha contestado a esta ‘adivinanza’, y ante el tiempo transcurrido, concederé la respuesta: entrando en el edificio y mirando hacia arriba, se puede apreciar una cubierta/cúpula también muy de la época, con el escudo central de Valencia, y en doble orla, los de las restantes provincias. Pues bien, mirando hacia arriba, pero no dentro, sino fuera del edificio, podemos ver, flanqueando el reloj, a la izquierda, esa locomotora, escoltada por un trío de una especie de ángeles industriales. A la derecha, paradójicamente en el lado más alejado de la calle con ese nombre, hay una nave, o barca.



Por último, cabe reseñar que en las fechas en que nos encontramos, en unos sitios más y en otros menos, según cuáles hayan sido las temperaturas habidas, los naranjos están ya floreciendo, con ese azahar, tan propio. Lo que explica, a falta de un Miguel Strogoff cercano, el título de esta anotación.


Créditos: Fotos diversas del edificio de Correos, en Valencia, entre diciembre de 2008 y julio de 2009, del autor.

Foto de naranjo apuntando flores, en campos de Enguera, en abril de 2010, del autor.

1 comentario:

  1. El actual edificio de Correos se construyó en parte de lo que era el barrio de pescadores, un conjunto de 13 manzanas en lo que hoy ocupan 4, entre calle Sagrario de San Francisco (hoy Plaza del Ayuntamiento), calle Cofradía de los Sastres (Pascual y Genís),Forana de Peixcadors (Lauria) y calle de las Barcas. El proyecto de Reforma fue elaborado por el arquitecto municipal Rafael Alfaro.

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