domingo, 11 de julio de 2010

Europa sin divisa

En noviembre pasado, y de nuevo este mes de junio, he aparecido por primera vez en mi vida en una pedanía o aldea de Valencia, llamada Mahuella, situada en medio de la huerta que queda en la zona norte de la ciudad, y totalmente desconectada de ésta, como una isla en medio de otros municipios.

No sé cuál es el origen de esta situación, pero ya me enteraré, pues no es el objeto de esta anotación.

El casco urbano de Mahuella es, podría decirse, algo más de cuatro casas, aunque varias de ellas tienen su historia, mejor o peor conservada, como puede observarse.



Estas cuatro y pico casas se disponen alrededor de una plaza central, ligeramente ajardinada, en la que hay una fuente pública que, además de para sus propias funciones inherentes, sirve como elemento conmemorativo de la traída, en febrero de 1985, hace poco más de 25 años, del agua potable a la aldea, hasta entonces abastecida por pozos de los mismos habitantes (y por la red de acequias cuando la calidad del agua lo permitía).

Sin embargo, el objeto de esta anotación tampoco es recordar estas Bodas de Plata.

El objeto, o la excusa, es que en la referida plaza se encuentra, lógicamente, la iglesia, antigua ermita, dedicada a San Benito Abad, de quien toma nombre la plaza.

Y es que hoy, aunque no se recuerde, se celebra la festividad de San Benito Abad o de Nursia, patrono de Europa, gran reformador de la Iglesia a través de la Orden Benedictina, e impulsor de un histórico despertar europeo a través de una sencilla divisa: “Ora et labora”.

Dos acciones que, últimamente, están bastante olvidadas. Como la idea de Europa.

Créditos:
Fotografías tomadas en noviembre de 2009 y junio de 2010, del autor.

1 comentario:

  1. Cualquier momento y lugar son buenos para rezar, que es la forma de estar unido a Dios.
    Se puede estar haciendo deporte y rezando, pero cuando nos disponemos a rezar, no debemos ponernos a correr.
    Nunca hay que de perder de vista que es lo verdaderamente importante.
    Yo, estoy pasando por una pequeña crisis religiosa, algo parecido a la Noche Oscura del Alma, que dejó dicho nuestro San Juan de la Cruz.

    En realidad, no me preocupa.
    La fe nunca se pierde, eso lo sabe quién la ha tenido alguna vez.
    La fe no es como un llavero que se nos pierde y no lo encontramos.
    La fe resurge aún con más fuerza cuando nos hemos tirado una temporada en la sombra.
    El faro siempre está encendido, está dentro del Sagrario.

    Alabado sea por siempre Jesucristo.

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