sábado, 14 de agosto de 2010

Llegó su turno

Ningún artista puede ejercer su arte sin enfrentarse al arte del pasado, pero en el caso de J.M.W. Turner (1775-1851) el enfrentamiento fue inusitadamente público, complicado y largo. Jamás, durante toda su carrera, se cansó Turner de medir su talento con el de los precursosres que más admiraba, ni de dramatizar abiertamente sus intentos de hacerlo, al tiempo que dedicaba cada vez más energías a idear formas propias y desafiantemente innovadoras de imaginería pictórica moderna. Fruto de todo ello fue un tipo de pintura de paisaje que no sólo pretendía ser fiel a las apariencias de la naturaleza, sino que también exploraba conscientemente el proceso de la creación artística.

Son numerosos los maestros de la pintura con los que Turner “se enfrentó”. Por traer un ejemplo, Tiziano.

‘Gracias’ a las primeras guerras napoleónicas (la campaña de Italia), en 1802 Turner pudo conocer en el Louvre el San Pedro Mártir de Tiziano (cosa que nosotros ya no podemos hacer pues se perdió en un incendio en 1867). De él, dijo en una conferencia que “el más alto honor que hasta ahora ha tenido el paisaje, lo ha recibido de Tiziano (…) el triunfo incluso del Paisaje, cabe decir sin temor a equivocarse, existe en su divino cuadro de San Pedro Mártir”. “El ‘triunfo’ al que Turner se refería consistía, ante todo, en haber demostrado Tiziano que el paisaje podía elevarse por encima de su papel tradicional de simple marco para convertirse en actor importante del drama sublime de una escena; los resultados, además, no eran sólo elevados sino veraces, o, como escribió Turner, a la vez «naturales» y «heroicos». Era precisamente la combinación de cualidades que él se proponía lograr en sus paisajes históricos.

[No es por llevar la contraria, pero el ‘despertar’ del paisaje ya nos fue ilustrado, precisamente en el mismo Museo del Prado, en el verano de 2007 con la exposición sobre Patinir]

Vuelto a Inglaterra, Turner se aprestó a digerir las enseñanzas de Veronés, de Mola y sobre todo de Tiziano, cuyo San Pedro Mártir tomó como principal modelo para un gran lienzo vertical con”… algo totalmente distinto: la despedida entre Venus y Adonis. Y recrea la escena, incluso, tomando otra obra de Tiziano con este tema, como referencia… alternativa, podríamos decir: mientras Tiziano mostraba a Venus de espaldas, y a Adonis de frente, Turner los sitúa al revés, pero de tal manera que Adonis oculta el rostro de Venus, con lo que no se aprecia la belleza de ninguno de ellos, y la atención, ya captada por el paisaje, sigue retenida por él. Cuadro que, por cierto, visto ahora, no es fácilmente atruibible a Turner.

Otra maestro con el que “se enfrentó”, y en numerosas ocasiones, era Claude Gellée, también conocido como Claudio de Lorena, pintor francés del XVIII cuya existencia, yo, si la conocía, no la recordaba.

La devoción de Turner a las obras de Claudio de Lorena fue legendaria entre sus contemporáneos, que recordaban que siendo «muy joven» había llorado de admiración y envidia frente a uno de los ‘Puertos’ del maestro francés (…) Si esta historia es verdad, aunque sólo sea en esencia, el suceso tuvo que producirse en el primer quinquenio del siglo XIX, cuando Turner ya estaba a finales de la veintena, y probablemente se refiere al ‘Puerto con el embarque de Santa Úrsula”. Esta misma escena la refiere en su artículo David Solkin, aunque el cuadro, en esta ocasión, es ‘Puerto con el embarque de la reina de Saba’. Fuera uno u otro, “cuando en 1815 expuso ‘Dido construyendo Cartago’, su respuesta más ambiciosa hasta esa fecha a los puertos de Claudio de Lorena, Turner tenía ya un profundo conocimiento de los principios del arte del francés, enriquecido a través de años de estudio atento de los muchos originales de Lorena que habían ido a parar a colecciones británicas. (…) Hay que suponer que Turner era consciente entonces (…) de que otros artistas no habían sido capaces de responder al reto de los puertos del maestro lorenés en los ciento treinta años transcurridos desde su muerte.

La exposición es verdaderamente interesante (aunque los brochazos que aquí he repartido sobre el lienzo no den una idea clara de ello), por lo que quien pueda aprovechar el mes que todavía permanecerá en Museo del Prado, en mi opinión, debe hacerlo.

ABC tituló a principios de julio que Turner es el artista del verano. Y tenía razón, aunque lo que nos pasó fue que nosotros ya teníamos comprometido el viaje, y no nos quedaba suelto para pujar por la obra, que si no…

Créditos:
Imagen del programa de mano de la exposición Turner y los Maestros.

Transcripción del inicio del artículo Turner y los Maestros: espigar para superar, de David Solkin, comisario de la exposición Turner y los Maestros, tomado del catálogo de la misma.

Transcripción parcial del artículo La Academia y el Grand Style, de Philippa Simpson y Martin Myrone, tomado del catálogo de la exposición (pp. 140-141)

Venus y Adonis, de J.M.W. Turner, pintado hacia 1803-04, núm. 37 de la exposición, tomada del catálogo de la misma.

Transcripción parcial del artículo Turner se pinta en la historia, de Ian Warrell, tomado del catálogo de la exposición (pp. 215-216).

Página del catálogo de la exposición recogiendo Puerto con el embarque de la reina de Saba, de Claudio de Lorena (1648), y Dido construyendo Cartago, o el principio del imperio cartaginés, de J.M.W. Turner (1815).

1 comentario:

  1. En contra de lo que algunos piensan, Turner es más que sólo barcos...

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