sábado, 20 de noviembre de 2010

Hay rima: sigue el poema…

Durante meses, las burradas de la extrema derecha fueron denunciadas con la natural indignación, porque los asesinatos y los crímenes debidos a tan execrables comandos ofendían los sentimientos de todo ser civilizado. En esa misma línea, las burradas de la extrema izquierda merecían la natural comprensión, toda vez que aquellos grupos incontrolados actuaban desorientados y cuando ejecutaban a cualquier guardia, lo cual, desde luego, era condenable, lo hacían movidos por disculpables, aunque inadmisibles, motivaciones políticas. Y los chicos de la E.T.A., equivocados, si bien llenos de buena fe, atracaban fábricas, volaban edificios y mataban (mejor dicho, volaban edificios) impulsados por un conjunto de factores sociales, políticos y anímicos residuales del franquismo que no podían desdeñarse.
El diario, como muchos otros diarios del país, tenía prevista la noticia, dada su constante reiteración. Y así, cuando el G.R.A.P.O. o la E.T.A. cometían una de sus «ejecuciones», el redactor-jefe llamaba a la sección de Información Nacional y pedía:
-Mándame el modelo 2 de atentados…
Y el modelo 2 llegaba y se pasaba a la platina, donde quedaba confeccionada, en primera, una nota que ya se sabían de memoria todos los lectores: «Enérgica y unánime repulsa ante los asesinatos de ayer. Todos los partidos y grupos políticos se han sumado a la protesta. Estos criminales actos no detendrán, sin embargo, el proceso democratizador del país. Se concede a las víctimas la Medalla de Oro. El ministro del Interior presidirá las solemnes exequias fúnebres.» Esto se completaba con las fotografías de las víctimas y con otras del lugar donde fueron asesinadas (si bien el verbo asesinar no era demasiaado utilizado, sustituyéndose por otros menos violentos).
(…)
En realidad, se trataba de un tema rutinario que, a fuerza de repetirse había dejado de tener interés informativo para el veraz diario democrático, que con evidente hastío repetía su editorial de «enérgica condena», publicaba las fotos de siempre y quedaba a la espera de la próxima ocasión. Lo importante era que al pobre
Apala no le dejaban tranquilo en Francia, empeñados en que se presentase los martes y los viernes en la prefectura, y que todavía quedaban tres vascos presos en Carabanchel, dos en Puerto de Santa María y uno en Segovia.

Como medida diplomática, se acordó enviar una txapela de lujo al presidente del Consejo de Ministros de la Comunidad y nombrarle socio de honor del Athletic, a ver si se ablandaba. La Comisión nombrada al efecto la presidiría el abogado Bandrés y de ella formarían también parte Iríbar, más conocido por el Chopo, así como los «extrañados», que aunque, desde la tímida amnistía aprobada por las Cortes en octubre del año anterior, podían considerarse enteramente libres, mantenían su actitud rebelde y negaban virtualidad a una medida que bajo ningún aspecto podía llenar sus aspiraciones. Por ello, estaban en gira permanente por Euzkadi, interviniendo en shows político-musicales en los cuales, tras el baile de los espatadantzaris y otras muestras del rico folklore vasco, se lanzaban enérgicas proclamas pidiendo la «total, auténtica, plena e ilimitada amnistía para todos los delitos futuros de intencionalidad política, autonómica o democrática», así como la concesión de la Gran Cruz del Mérito Civil a Apala.

Créditos:
Transcripción parcial de los capítulos IV y VI de … y al tercer año, resucitó, de Fernando Vizcaíno Casas (pp.77-79 y 106-107)
Imagen de la noticia publicada en ABC el 24 de junio de 2007, en relación con un homenaje al terrorista Argala.

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