miércoles, 16 de marzo de 2011

¿Lo importante es participar?

DEBERES LIGADOS AL SEXO. TRABAJO
(…)
Eran los tiempos de la postguerra, en los que unas generaciones desmoralizadas por el espectáculo de aquellos años nocivos cuyo veneno no hemos acabado de eliminar todavía, imponían a la Humanidad, como la forma suprema de la actividad del varón, el triunfo del esfuerzo sin objeto creador: que esto es el deporte. Hoy nos parece todo esto un tanto trasnochado; pero entonces no era inoportuno el escribir libros enteros sobre el deporte y el trabajo como actividades representativas. El manantial más enérgico del espíritu deportivo ha sido siempre la guerra; y aquella guerra, por su extensión y por sus condiciones peculiares, mucho más que las otras. Hoy –y han pasado muy pocos años, pero años preñados de trascendencia infinita–, hoy, el deporte se bate en retirada para ocupar su lugar justo: el de una práctica higiénica y divertida para la juventud; el de una medicina, útil si está bien dosificada, para las gentes maduras; y el de un espectáculo agradable y un tanto melancólico para los hombres a quienes su edad elimina de las aventuras atléticas, Y es inútil advertir que hablamos del deporte en su sentido amplio y trascendente, y no como actividad localizada: hablo del espíritu deportivo como fenómeno social y psicológico y no del
hockey o de los concursos de polo o de natación.
Su ocaso se ha iniciado ya, pero aun estamos debajo de la influencia de su signo.

ESPÍRITU DEPORTIVO Y LUCHA SOCIAL
Ese espíritu deportivo ha invadido y desvirtuado la noble actividad viril del trabajo creador. La esencia de la lucha social de estos últimos años está precisamente formada por conflictos del trabajo. Pero es lo cierto que ha estado y aun está influida por la sombra nefasta del espíritu deportista. Buena parte de los conflictos sociales de ahora, en lo que tienen de espectáculo externo –y a veces lo externo es lo esencial–, han degenerado en una mera actividad deportista y, por lo tanto, antitrabajadora, de los trabajadores; o, por lo menos, de losmás extremistas, que han convertido su noble rebeldía en un deporte improductivo, jugando «a ver quién gana» con los capitalistas y patronos, presos también, con las mismas excepciones, en la frivolidad deportista. Y las mismas menudencias de la vida política, perecedera –por ejemplo, las contiendas entre izquierdas y derechas, entre republicanos y monárquicos, entre católicos y laicos, de nuestra España actual–, tienen también mucho de la espectacular ligereza y de la falta de ssentido humano de una lucha entre jugadores, que ni siquiera han aprendido las únicas lecciones provechosas del deporte, a saber, la acción disciplinada y la capacidad de perder con dignidad.


Todo esto me ha venido a la memoria, no sé por qué, cuando he oído la sección de Deportes de Es la noche de César. Por un lado, el ánimo con el que el titular y director del programa, ha dado la entrada a Lucía Prieto, y su manifestada ignorancia sobre lo que iba a suceder este miércoles (y eso que había estado en la tertulia de la tarde de Luis Herrero, acérrimo aficionado al Real Madrid, protagonista de lo de este miércoles):

“CV- Por supuesto, vamos a hablar de deportes, ¡qué remedio queda!
(…)
LP- Pues yo no sé si sabes que mañana hay un gran partido de fútbol.
CV- No… yo mañana me estoy yendo de España… no por el partido de fútbol.

Ignorancia que, en cambio, no le ha impedido saber (ni preguntar a propósito por ello –a partir del minuto 07:18–), sobre la querella que el F.C. Barcelona interponía contra COPE por unas noticias dadas desde esta emisora (por cierto, por cierto, en esta ocasión sí dice «COPE», y no esa perífrasis tan habitual en él, de «la emisora donde estábamos antes», o similares).

Pues nada, esperemos que se lo pase bien estos días al otro lado del charco.

(Por cierto, por cierto, sí hay un remedio, que hable con el director del programa para que prescinda de la sección)

Créditos:
Transcripción parcial del ensayo Los deberes olvidados, de Gregorio Marañón, recogido en Raíz y decoro de España, según edición en la colección Grandes pensadores españoles, colección de kiosco actualmente en curso, editada por Planeta DeAgostini.

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