jueves, 21 de abril de 2011

Higiene mental

Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de sus discípulos y a secárselos con la toalla con que esta ceñido.
Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?» Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora; lo comprenderás más tarde.» Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo.» Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza.» Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse, está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.» Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos.»
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis ‘el Maestro’ y ‘el Señor’, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros»


Sin embargo, hemos preferido tomar otro ejemplo:
Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente

Sí, una pequeña confusión en la higiene, dirían algunos.

Y es que cuando no hay higiene mental, todo es confusión, digo yo.

Créditos:
Transcripción del Evangelio según San Juan, capítulo 13, versículos 5 al 15, y, parcialmente, del versículo 24 del capítulo 27 del Evangelio según San Mateo; según edición de 1998 de la Nueva Biblia de Jerusalén, de Editorial Descleé de Brouwer.
Fotografía del fresco del primer tarjetón, obra de Vicente Castelló, en la iglesia de El Salvador, de Valencia, de marzo de 2011, del autor.

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