jueves, 7 de abril de 2011

Tiempo de libros. Serie 3: Se habla según le va… la Feria

La bibliofobia sobrevenida o inducida es enfermedad común que se manifiesta con gran profusión en los estudiantes de determinadas universidades y en algunos que ni siquiera llegan a ellas, y viene marcada por la excesiva exposición del paciente no ya al libro, sino al sistema educativo, cuyos efectos perversos consisten en generar un amuleto contra el interés en el alumno que deviene fobia, y son perversos porque inicialmente estaban preconcebidos y bien pagados para lo contrario, para incitar a la lectura y formentar el saber.
(…) Esto es, sin duda, lo más grave de la bibliofobia sobrevenida; podemos soportar que nuestros impuestos no se gasten en mejorar o construir las carreteras que nos habían prometido, pero de ahí a tolerar o admitir que con esos impuestos se contrate a alguien para que de forma sistemática, con horario fijo, de lunes a viernes, de septiembre a junio, se dedique a destruirlas, a alterar sus peraltes o a empeorar un drenaje, va un trecho enorme que difícilmente estamos dispuestos a recorrer, y que, sin embargo, recorremos borregos cada día.
Y es que es eso lo que sucede con la enseñanza de la literatura, que para empezar debería seguir el orden cronológico inverso al actual, al menos de lo ya destilado, pero más bien de lo reciente a lo remoto y no al revés; pretender que el alumno se aficione a la literatura con las Cantigas de Alfonso X el Sabio, si desconoce todas y cada una de las voces de todas y cada una de las frases, es como pretender que se aficione a la poesía japonesa quien desconoce esa lengua, salvo que la musicalidad supere al mensaje, el continente sugiera lo que el contenido no es capaz de ofrecer.


Esto último me recuerda un comentario de no sé quién, sobre el problema de leer el Quijote en España: que no está traducido.

No es por cuestiones de bibliofobia, pero a las doce de la mañana de este jueves se ha inaugurado la cuadragésimosegunda Feria del Libro de Valencia, en los Jardines de Viveros. Supongo que fiel a mi tradición bibliófila… no me acercaré por ahí.

Actualización del 8 de abril:
He consultado el programa (¡craso error!) y... lo siento… sí me voy a acercar.

Créditos:
Extractos del apartado Bibliofobia sobrevenida, los malos profesores y sus nefastas consecuencias, del capítulo IV La bibliofobia, o quita de ahí ese libro que no lo trago, de la obra Enfermos del libro. Breviario personal de bibliopatías propias y ajenas, de Miguel Albero, en edición de octubre de 2009 de la Universidad de Sevilla (pp. 97-98).
Fotografía del archivo de ABC, mostrando el aula de una escuela en la época de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena (por la foto de la pared), tomada del ejemplar del uno de julio de 2007 de ABC.
Cartel de la 42ª Feria del Libro de Valencia.

2 comentarios:

  1. ¿Me tengo que sentir aludida por lo de los profesores o porque esta es la anotación referida al libro "Enfermos del ídem"?

    ¿Ya lo has leído? ¿Merece la pena? ¿Lo anoto en la lista?

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  2. No y no. Stop. Estoy en ello. Stop. Tiene sus momentos. Stop. Ya te digo. Stop. Saludos.

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