viernes, 20 de mayo de 2011

¿Llegar a buen Puerto?

De agosto a mayo. Nueve meses, como un embarazo.

A poco de empezar, un eclipse de sol que, tal vez, marcó el devenir de los acontecimientos.

Un jefe de obra pillado in fraganti con una barra de pan recién comprada.

Un vecino del barrio ofreciendo ‘baratas, baratas’ unas naves industriales fuera de ordenación.

“¡Anda, mira! ¡Ahora, la parada está aquí!”

Otra parada de autobús, en la calle de al lado, modelo ‘ponla un día, y quítala el siguiente’.

Una concentración ante una tienda de colchones, para hacer la ola a quienes se tumbaran para probarlos (aunque finalmente, fue desconvocada ante el riesgo de que fuera legal hacerla) (Vamos, que se fueron con los colchones a otra parte).

Unos otoño e invierno lluviosos, que animaron a salir a un (1) caracol.

“Corre, corre, o no lo despistamos.”

A pesar de la cercanía al mar, no había gaviotas, sino “águilas”.

La señal de tráfico estrella de la obra: momentos hubo en que, efectivamente, había un (1) hombre trabajando.

“Que necesitamos ocupar un carril más y dejar sólo uno para el tráfico” “Mierda, mierda, mierda. No os vayáis, que ahora voy”

Prospecciones en el terreno que permitieron encontrar cables de la luz, de los semáforos, tuberías del gas… o del agua.

Un director de obra milagrosamente recuperado de su enfermedad justo al acabar una tensa reunión en la que, por enfermo, no pudo estar presente.

Las excavadoras durmiendo por la noche todas juntas. Tal vez con miedo… a que amaneciera.

Reuniones de seguimiento de obra en locales estratégicamente elegidos: ‘si no se puede fumar, nos vamos’.

El descubrimiento de los ‘mupis’ de publicidad.



“La escultura debe estar perfectamente orientada”


Problemas de tráfico en la misma avenida, en otras calles,… incluso en Guadalajara.

“¿Pero qué dices?” “Pues eso. Que ha venido la policía y ha cortado todo el tráfico, por completo.”

“¿Por dónde va el tranvía?” “¡Por la vía!” “¡Calla, tonto, que ya lo…! ¡Anda, pues es verdad!”

Y la alegría de tener que cortar las vías.

“A mí me han llamado. Es decir, o acaban ya, o les tengo que multar” “Pues nos vamos”.

El descubrimiento de la utilidad de las cámaras de televisión del Servicio de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia.

Una tarde de Viernes Santo, saliendo los pasos de la Parroquia, para hacer a muchos (un lunes de) la Pascua: quien, en la raya de Portugal, haciéndole regresar; quien, en la de Francia, consiguiendo saltarla.

El motivo de los escasos atascos en ciertos momentos: los vehículos eran abducidos por una nave disfrazada de camioneta.

Un aprendiz de Fernando Alonso, con el dúmper a toda velocidad… contradirección.

Teniendo que regular incluso el tráfico en las zanjas.



Peligro. Entra en zona con riesgo de caída de objetos.

Para los días de sol y calor, agua con gas.

“Me han estropeado todos estos periódicos del kiosco. Los voy a denunciar.” “Pues le compro todos, hala.” “Vale. De acuerdo.”






Sofisticados sistemas para comprobar el fraguado y consistencia del hormigón.

Unos aseos improvisados en un solar… y otros ni tan improvisados ni tan en un solar.

A pesar de las obras, sin problemas para aparcar.

Jugando al ahorcado, mientras se diseñan los semáforos.



Y así, dos mil quinientos metros arriba y abajo, recorriendo la avenida, toda recta como una lienza.

Hace 5 años y 10 días, es decir, un 10 del 5, se ‘inauguraba’ la nueva fisonomía de la Avenida del Puerto de Valencia. Para la ocasión, yo vestí un niki o polo rojo, rojo alcaldesa, claro.



Esta anotación va, como no podía ser de otro modo, y a pesar de los retrasos, a todos aquellos que, sin descanso, sufrieron no sólo las obras, sino las actitudes de numerosas personas, supuestamente responsables en muchos de los trabajos.

Créditos:
Diversas fotografías entre octubre de 2005 y mayo de 2006, incluso las del eclipse de sol del 3 de octubre de 2005, durante la ejecución de las obras, gentileza de un sufridor en particular, y del autor.
Imágenes captadas por las cámaras de televisión del Servicio de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia, tomadas de internet.

2 comentarios:

  1. Para la envergadura de la obra es de lo mejorcito que se ha hecho en la ciudad, cómo ha quedado, respecto a otras obras, anteriores y posteriores.
    También ha quedado bien la urbanización de algunas calles de Ruzafa.

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  2. Sí, pero la gestión durante la obra (sobre todo en relación con los vecinos) dejó bastante que desear.

    Y como ejemplo, otra anécdota que se me había pasado:

    La amenaza de un par de peluqueras con atarse a un árbol.

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