lunes, 16 de abril de 2012

Sana me, Domine, et sanabor

"Sáname, ¡oh Señor!, y seré sanado", en Jeremías [17,14]. Jeremías entonó esta oración, lamentándose ante Dios por su enfermedad, en la persona de cualquier pecador, enfermedad también lamentada por David, que decía: "Yo digo: «¡Oh, Señor, ten piedad de mí! ¡Sana mi alma, porque pequé contra ti!»", [Sal 40,5]; con ambas autoridades nos instruimos para que lamentemos ante Dios las enfermededades de nuestros pecados con corazón humilde y contrito, refiriendo las palabras anteriores: "Sáname", etc. Nótese que son ocho las medicinas que curan las enfermedades del alma (…) Las primeras cuatro medicinas se han tratado (…) en el sermón que comienza: "Tus pecados te son perdonados". Y por ello sigue ahora (…)
La tercera medicina es la remisión de las ofensas, para que perdones las de tu prójimo, incluso en el caso de alguien que hubiera matado a tu padre o hermano. Refiérase el ejemplo del caballero cuyo padre fue asesinado. ¿Y acaso no hiciste algo similar o más grave aún con tu Creador y Padre celestial? En efecto, cuando vituperas los sacratísimos miembros de Cristo con la espada de tu lengua maldita, le injurias tanto como si le cortaras la cabeza con dicha espada. ¿Acaso no golpeas a Cristo en su corazón cuando recurres al cuchillo en el juego y blasfemas? Tratan del mismo modo a la santa Virgen, pues hablan de ella torpemente, como si fuera una meretriz. Si deseas que Dios sea misericorde contigo por los pecados e injurias tan graves que proferiste contra Él y sus santos, te conviene que por su amor seas misericorde con tus enemigos: "Porque si vosotros perdonáis a otros sus faltas, también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial. Pero si no perdonáis", etc. En Mateo 6, [14]. Sin duda, existen ocasiones en que más le aprovecha al hombre tal misericordia que edificar hospitales o pergrinar a Roma, etc. Y por ello, son muchos los que no pueden obtener el perdón de los pecados, aunque la santa Virgen y todos los santos oraran por ellos, porque siempre tienen voluntad malvada y vindicadora. Por tanto, Dios sólo perdona los pecados de quienes por amor de Él perdonan a sus enemigos. Y ésa es la razón por la que oramos en el Padre Nuestro, [Mt 6,12]: "Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros", etc.

Hoy se ha celebrado en Valencia y su Reino la festividad de San Vicente Ferrer.

Lamentablemente, de sus predicaciones apenas si queda el hecho de que haya un día de fiesta.

Créditos:
Transcripción parcial, según traducción de Daniel Gozalbo Gimeno, del decimosexto sermón, en Estavayer-le Lac, el viernes anterior al Domingo de Ramos de 1404, según la edición crítica  a cargo de Francisco M. Gimeno Blay y Mª Luz Mandingorra Llavata, tomada de la obra San Vicente Ferrer. Sermones de Cuaresma en Suiza, 1404, editada en 2009 por el Ayuntamiento de Valencia.
Fotografía de San Vicente Ferrer, óleo sobre lienzo, obra de Jerónimo Jacinto de Espinosa (1600-67), existente en el Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, de marzo de 2012, del autor.

1 comentario:

  1. Lo valencianos debéis estar orgullosos: "Aunque no viva en este mundo, yo siempre seré hijo de Valencia. Que vivan tranquilos, que mi protección no les faltará jamás. Decid a mis queridos hermanos que muero bendiciéndoles y dedicándoles mi último suspiro".

    Qué gran santo.

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