martes, 29 de mayo de 2012

Avisando del futuro, denunciando el pasado

El orgullo racial de Hitler proviene de la Reforma, por veinte razones: porque divide la cristiandad y profundiza todavía más esas divisiones; porque es fatalista como el calvinismo y hace que la superioridad no sea electiva, sino impuesta; porque es césaro-papista, y pone el Estado sobre la Iglesia, como pretendía Enrique VIII; porque es inmoral, siendo un innovador de conductas morales que tocan temas como la esterilización y la eugenesia; porque es subjetivo, sometiendo el hecho previo al capricho personal, como cuando pide un Dios alemán, o declara que la revelación católica no es acorde con el temperamento alemán –como si yo fuera a decir que el sistema solar no es acorde al gusto chestertoniano–. No pido disculpas, por lo tanto, por decir que esta catástrofe histórica se deba a la herejía, y no puedo ver que ni siquiera un anglo-católico pueda defender su propia pretensión de ortodoxia negándolo.

Ahí es nada: no sólo denuncia sino que define el origen… ¡en 1935!

Créditos:
Extracto del artículo ¿Dónde está la paradoja?, según traducción de Ana Nuño y Mariano Vázquez Alonso, incluido en la obra El manantial y la ciénaga, publicada en 1935, y recogida en el recopilatorio de G. K. Chesterton, que con el título Por qué soy católico, editó El buey mudo en 2009 (pág. 682).

2 comentarios:

  1. Ya ya, esto lo escribió Chesterton porque no había leído a Cesar Vidal, que si no, otro gallo (le) cantaría.


    PD. Im-presionante, que diría el dueño de Currupipi.

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  2. En eso demuestra lo listo que era ;-)

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