viernes, 3 de mayo de 2013

De castigo, a Signo de Salvación

Con el hallazgo de la Cruz, a partir del cual surge esta basílica, historia y leyenda empiezan a entrelazarse. Eusebio de Cesarea (265 aprox.-340) relata que el emperador Adriano mandó construir unos templos paganos en el Calvario y en el S. Sepulcro, para que la memoria de los acontecimientos importantes para los cristianos cayera en el olvido. Una vez acabadas las persecuciones y proclamado el Edicto de Milán (o de Tolerancia, año 313), el emperador Constantino mandó destruir los templos paganos para edificar en esos mismos lugares un nuevo y grandioso templo cristiano: el Anastasis y Martyrion.
En este período, la anciana madre del Emperador emprendió un viaje a Tierra Santa
Elena había nacido en Drepanum, en Bitnia, en el 250 y sólo cuando alcanzó la edad madura abrazó la fe cristiana. (…)
Los antiguos historiadores de la Iglesia, entre los que se encuentra San Ambrosio, alabaron las virtudes cristianas de Elena. La tradición le atribuye el hallazgo en el Calvario de tres cruces que fueron trasladadas en procesión hasta Jerusalén y allí San Macario, obispo de la ciudad, tras haber invocado una señal al Señor, pudo distinguir la cruz de Jesús por el milagroso regreso a la vida de un joven que fue tocado con el Santo Leño. S. Elena partió la Cruz en tres trozos: uno lo dejó en Jerusalén, el otro se lo envió a su hijo a Constantinopla, y el tercero lo llevó a Roma junto con un clavo y una gran cantidad de tierra del Calvario que esparció en el suelo de la Capilla. Esta Capilla más tarde llevaría su nombre. En el “cubiculum Santae Helenae”, que según la leyenda era la alcoba privada de la emperatriz, fueron custodiadas las Reliquias de la Pasión durante más de un milenio.
Recientes excavaciones arqueológicas (1996) han sacado a la luz los restos de una pila bautismal y algunas tumbas en la antigua capilla de S. Elena. Así se tuvo la prueba de que el lugar de culto original no era en absoluto una capilla palatina de uso privado, sino un lugar de culto público donde la comunidad cristiana de Roma profesaba su fe cerca de las Reliquias de la Pasión de su Salvador.

Créditos:
Extracto del capítulo Santa Elena, de la mini-guía La Basílica de Santa Cruz de Jerusalén, con texto de Emilia Stolfi, editada por Lozzi Roma s.a.s.
Fotografía de la Cruz de Mayo elaborada por los alumnos de la Escuela Valenciana de Arte Floral, colocada ante la entrada principal del Ayuntamiento de Valencia, esta tarde, del autor.

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