domingo, 20 de octubre de 2013

Esperanza en renacer

Según me comentaron en la Feria de Otoño del Libro Viejo y Antiguo una de las librerías que estaban para cerrar era la Librería El Renacimiento, en la calle de las Huertas.

Al día siguiente, poco antes de comer, de regreso hacia el hotel, pude pasarme por ella, y visitarla.

Me atendió muy amablemente el propietario, quien me comentó que tras 34 años ya era hora de un descanso, aunque siempre se ve ese momento con pena. Sin embargo, aun habiendo tomado la decisión, la ilusión del día a día le absorbía de tal manera que todavía no había movido el tema del posible traspaso, aunque el tema sí era más o menos conocido en el mundillo.

Mundillo que, también me confirmó, aún seguía suficientemente vivo (no, ya no es lo que era hace veinte años, no), pero sí mejor que el conjunto de las librerías digamos ‘de nuevo’; al menos, el negocio permitía mantener una vida digna a una persona, y es que, en este caso, la ubicación ayuda mucho.

La librería, en lo que yo vi, consta de dos pequeñas salas, acordes en tamaño con lo que anuncia la puerta de entrada: una primera, que acoge al visitante, y una segunda, a continuación, tras un hueco sin puerta. En ambos casos, las estanterías, como toca, hasta el techo, que alto, lo es un rato.

En las pausas de la conversación, yo ojeaba los estantes hasta donde alcanzaba nítidamente a ver, zona que también quedaba al alcance de mis manos, por lo que al final acabé generando algunos huecos en los anaqueles.

Con la llegada de otro cliente, acabé mi visita, confiando en que la próxima vez que me acerque por ahí pueda, nuevamente, entrar, saludar y salir con otros libros.

Créditos:
Fotografía de la fachada de la Librería El Renacimiento, en la calle de las Huertas, en Madrid, en octubre de 2013, del autor.

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