domingo, 13 de octubre de 2013

Hace tiempo que falta (el) Temple

Ved aquí lo que sucedió al Rey de Francia con los Templarios: envidioso de sus tesoros, formó el designio de estinguir una órden del modo mas iniquo que jamás vieron los hombres: parece increible que de un trono cristianísimo, en donde estaba depositada la nobleza de las primeras familias de la Europa, hubiesen sido capaces de incurrir en unos escesos, que el nombrarlos solamente, ofenden al nombre cristiano. En vano se cansó la misma Reyna y mûchos personages principales, en abogar por la inocencia de los Templarios. Poseído este Rey de una avaricia inagotable, excitada con empeño por algunos de sus Ministros, no hubo quien pudiera evitar la total ruyna de aquella desgraciada Religion. (…)
Deseoso de proceder con la claridad posible, en una causa de tanta consideracion, examinaré instrumentalmente este ruidos proceso: oygamos á Gerardo Castel, autor bien conocido, que dice lo siguiente.
Sucedió que dos Caballeros de la misma órden, el uno llamado Monfocon, Prior de Montefalcon, en la Provincia de Tolosa, y el otro llamado No-fedei, Florentin, huyeron de las cárceles donde habian sido puestos por sus delitos, de órden del gran Maestre general, los quales estaban condenados á muerte.
No quedándoles otro recurso, se comunicaron el uno al otro sus íntimos secretos; y estos, ó por vengarse de sus jueces, ó por vengar la impunidad de sus maldades, ó por uno y otro, se aprovecharon de la buena ocasión que les proporcionaba las ideas del Rey de Francia: á éste le descubrieron delitos tan horrendos y enormes, que ni oídos lo oyeron, ojos lo vieron, ni en corazon de hombre se pusieron; y lo que es mas, que los hacian comunes á toda la Religion. El Rey no tardó en manifestarselos á el Papa Clemente V, quando se hallaron juntos en Poetiers, quien, por Bula de 13 de agosto de 1306, declaró el mismo Rey de Francia  averiguacion que iba á mandar hacer sobre este asunto. He aquí una carta muy conforme con lo dicho, dirigida por el Papa Clemente V al Rey de Francia, copiada á la letra del Ballucio. Invitis Papar Avenoniense,tom. 2, pág. 75. «Ciertamente (dice) creemos no te habrás olvidado de lo que en Leon y Poetiers, lleno de zelo y devocion, nos hicistes saber del hecho de los Templarios; y así por tu propia persona, como por los tuyos en varias ocasiones, y tambien por el Prior del Monasterio nuevo de Poetiers; y aunque apenas por entonces pudimos aplicar el ánimo á creer lo que decia, pareciéndonos imposible é increible; sin embargo, porque desde entonces oímos muchas cosas increibles é inauditas, nos es preciso reflexionar, aunque no sin amargura é inquietud y turbacion de corazon, hacer en lo expresado con acuerdo de nuestros hermanos lo que el órden y la razon dictáre. Mas por quanto e Maestre de Caballeria de Temple, y muchos Comendadores de tu Reyno, y otros de la misma órden, habiendo llegado á entender el peligro en que se hallaba su opinion, así para nosotros, como para contigo y otros Señores Temporales, nos pidieron con mucha instancia una y muchas veces, que sobre los cargos que falsamente se les imputaban, nos sirviésemos averiguar la verdad, y absolverlos si se hallaban inocentes, como lo esperaban, y en caso (que no lo esperaban de modo alguno) que algo se encontrase contra ellos, condenarlos.
»Nos, porque en negocio de fé nada se dexe por hacer, y por cuanto sobre estas cosas nos han manifestado muchas veces, los contemplamos de no pequeña entidad, atendiendo á la instancia de dichos Maestres y Templarios; por lo mismo, pensamos en el inmediato viernes entrar en la Ciudad de Poetiers, á principiar con acuerdo de nuestros hermanos, el exâmen de una diligente inquisicion, y proceder con el mismo acuerdo en el negocio , y á lo demas que sea conveniente, lo que por ahora hemos determinado, y ofreciendo hacer lo mismo á tu magnificencia en lo que en adelante en este asunto obrarémos. Exôrtamos en el Señor á tu sinceridad, que plena é íntegramente desde el principio, procures manifestarnos tu dictamen en los sobredicho, y la sumaria que sobre ello recibiste, y todo lo demas que en el asunto pareciere á tu advertencia convenirnos, lo que haréis por medio de tus cartas &c.»
Ved aquí un auténtico testimonio por el qual  confima de los medios que se valió Felipe el Hermoso (…)
(…) La mayor parte de los demas testigos lo hicieron igualmente oprimidos en las carceles, obligandolos por este medio á que confesasen los mismos delitos, ofreciendoles la vida que perderian si no lo hacian. En vista de esto es de creer, que usando los malos agentes de esta causa, de los medios que llevo dichos, y atendida la fragilidad humana, á la mayor parte de los individuos de cualquiera religion, les sería muy facil confesor delitos que no cometieron; pero es de notar tambien, que muchos de estos, olvidados de las estrechas prisiones que padecian, y oída la voz de su gran Maestre, á presencia del Rey y de todo el concilio, se desdijeron publicamente diciendo, que todo quanto habian confesado contra su religion y su gran Maestre era falso, que solo el rigor de los tormentos, les habia obligado á confesar con la boca lo que negaba su corazon, y en prueba de ello, preferian morir en un suplicio antes que confesar otra cosa.
Estos son los primeros documentos que obraron la ruyna de los Templarios; pero atendidas las circunstancias, el estado de los acusadores y la calidad de las personas de los mas de ellos, unos y otros hacen muy poca fuerza. Estaba opulentísima la Religion de los Templarios, y un Príncipe que se valia de estos medios, ¿qué no haria ofrecida la ocasion de los despojos: y quién no hecha de ver que por inocentes que estuvieran los Templarios, empeñado el Rey de Francia en hacerlos delincuentes, no habian de faltarle testigos conformes á sus ideas? Las historias están llenas de casos semejantes á cada paso, siempre que algun Prícipe por su mala voluntad ha querido (observando la forma judicial) que se castigue como malhechor algun vasallo inocente, tuvo testigos de sobra para quantos delitos quiso acumularle. Ya le parecia al Rey que tardaba su Santidad en llevar con la puntualidad que él queria, la inquisicion y captura contra los Templarios; y en virtud de la carta ya referida, y sin esperar mas órden de su Santidad, dirigió sus reales letras á Juan de Varenis, y al Baylío de Amien, mandándoles que todos los Templarios, sin distincion de personas, fuesen encarcelados; y sus bienes, sin reserva de cosa alguna, se aplicasen al fisco, cuyas cartas se expidieron con fecha de 14 de setiembre del año de 1307.
En efecto, la prision general de quantos Templarios habia en Francia, se executó á la madrugada del viernes 13 de octubre del año de 1307, casi á una misma hora se hizo en todo aquel Reyno: con arreglo á lo mandado por el Rey, fueron presos en diferentes carceles, entre los cuales fue puesto en prision en la casa del Temple de París, el Maestre general trasmarino de toda la órden, embiando aviso á todos los Príncipes de la Europa, para que hicieran lo mismo con los Templarios de sus Reynos, segun nos refiere Nangis, continuador de la vida de Clemente V, año de 1307.

Como podemos ver, aprovechando la efemérides del arresto del Gran Maestre de los Templarios y de todos los Caballeros de la Orden del Temple en Francia, sigue siendo de actualidad algunos procedimientos judiciales de hace siete siglos… y algunos aspectos de la naturaleza humana.

Y también, lamentablemente, es de actualidad la general ausencia de «Fortaleza enérgica y valentía serena para afrontar las dificultades y los riesgos», es decir, la sexta acepción de la palabra… Temple.

Créditos:
Extracto del Discurso Tercero De los medios de que se valió el Rey de Francia Felipe IV, llamado el Hermoso, para la extincion de los Templarios: quién fueron los primeros acusadores contra esta Religion, prision del Gran Maestre y de todos los Templarios en Francia de órden de su Rey, de Historia y tragedia de los Templarios, publicada por Santiago López en 1813, tomado de la edición facsímil realizada por París-Valencia en 1998 (pp. 50-57), en la biblioteca del autor.

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